Un orgullo para el buentrato. José Francisco Mesa Rodriguez

Los avances del movimiento LGBTIQ+ han ido desarrollando un proyecto de vida basado en el buentrato como ejemplo de lucha por la dignidad.

Las palabras sacan a la luz una realidad que a veces pudiera permanecer oculta. Incluso la ausencia de determinadas palabras nos deja entrever pistas sobre dónde ponemos el foco cuando observamos nuestro entorno. Así, el diccionario de la Real Academia de la Lengua contiene entre sus enunciados la palabra maltrato. Mientras para definir el buen trato no existe ninguna acepción. No existe la palabra contraria que nos ayude a referirnos a ese estado.

Nuestra cultura, a partir de las formas más habituales de comunicación, nos hace objetivable y definible el maltrato, la violencia. Ya esta es visible per se, pero necesitamos neutralizarla, identificarla y acotarla para combatirla y eliminarla. Pero una vez superado el maltrato que subjetivamente podemos percibir ¿qué nos queda?

Los que formamos parte de los movimientos LGBTIQ+ sabemos lo que queda: más violencia. Y esta es infinita, porque infinitas son las posibilidades humanas de conflictos, discriminación, luchas en las relaciones continuas de poder y sumisión basadas en relaciones desiguales y en la imposición de una forma de ser y estar sobre otra.

Focalizadas habitualmente en las situaciones que nos provocan malestar, angustia, sufrimiento y abatimiento, las personas necesitamos mirar con orgullo el horizonte. Y es un horizonte que pinta en movimiento multicolor.

Ese horizonte no puede ser otra cosa que el amor, que es la traducción cotidiana del buenTrato. Como la vida misma, en la que “parar es morir”, estamos aún al principio de una carrera en la que ambicionamos y queremos para nosotras, nosotros o nosotres siempre lo mejor. Y únicamente nos conformamos con lo mejor, ni más ni menos.

Lo mejor, y esto es buenTrato, es la autodeterminación de las personas en el género que sienten o muestran, sin que previamente se nos quiera acotar a los antiguos paradigmas sexo-género ni a impedimentos administrativos o miedos del pasado.

Lo mejor, y es buenTrato, es hacer cotidiano tu deseo y su expresión, tan habitual como los diarios partidos de fútbol, visibles, pero no opinables, aunque sí festejables.

Lo mejor, y es buenTrato, es que no exista discriminación ni opresión, ni que el estrés relacionado ocasione problemas laborales, habitacionales y de pobreza, sino que haya justicia redistributiva de acuerdo a las necesidades.

Lo mejor, y es buenTrato, es que la personas de cualquier edad no tengan que gastar su energía física, psíquica y relacional en protegerse y posterguen su talento o fracasen en su desarrollo personal y profesional. Morir en paz sintiendo que no se traicionó y, si lo hizo, encontró la salida de su laberinto.

Lo mejor, y esto es buenTrato, es que el impacto psicosocial en los niños y niñas y la población juvenil LGBTIQ+ por la discriminación sea abordado con recursos públicos con atención a su salud física, psíquica y mental.

Lo mejor, y esto es buenTrato, es que las mujeres lesbianas, bisexuales y trans* aporten a la sociedad su enorme valía y caudal de autoconciencia y valentía y no se sientan de segundo o tercer orden, vulnerables y excluidas y paguen con sus vidas inconclusas traumáticamente o vivan muriendo, deseando no estar ni pertenecer.

Lo mejor, y es buenTrato, es que la lucha por los derechos civiles sea aprovechada y tomada como referencia y fortaleza por la ciudadanía y por otros movimientos sociales, porque no hay nada más pleno que tener un objetivo en la vida que nos invite a agarrarnos de las manos e ir juntas a por todas.

Lo mejor, y es buenTrato, es no tener que definirse o clasificarse como hombre, mujer, gay, lesbiana, bisexual, heterosexual, monógamo, asexual sino como persona, una palabra que proviene del mundo clásico y significa “máscara del actor”. “Per-sona”: la que suena, la que se manifiesta, la que necesita sustentarse, construirse para expresarse. Aquello que soy yo mismo y que está hecho de lo que percibo que siento o digo que siento.

Esto sí es BuenTrato.


José Francisco Mesa Rodríguez es educador social, experto en masculinidades y sexualidad adolescente y juvenil. Es miembro del Instituto y la Fundación Terapia de Reencuentro, así como de la Sociedad Española de Entidades de Sexología (FES), la Sociedad Mundial de Salud Sexual (WAS)  y la Sociedad Española de Psicoterapia y Técnicas de Grupo (SEPTG ).

 

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