El concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Dámaso Arteaga, reconoció hoy jueves que los servicios de parques y jardines del municipio emplean el peligroso herbicida glifosato, cuyo uso puede causar graves daños a la salud y al medio ambiente.
Arteaga respondió de esta manera a una pregunta de Asunción Frías, concejala de Sí se puede en la corporación, que se interesó por este extremo ante la evidencia de que esta sustancia viene siendo empleada habitualmente en muchos municipios de las Islas. De hecho, otros ayuntamientos han ordenado su prohibición dada su probada peligrosidad.
Durante la Comisión de Control celebrada hoy en las casas consistoriales, y tras la respuesta de Arteaga, el primer teniente de alcalde, Julio Pérez, se comprometió ante el concejal de Sí se puede Pedro Fernández Arcila a buscar una solución para dejar de emplear el glifosato en el municipio.
Esta sustancia química es el componente activo de marcas como el Roundup, que se viene usando de manera habitual en espacios públicos de diferentes localidades de la Isla, aunque varios ayuntamientos, entre ellos los de Santiago del Teide, Los Silos, Buenavista y El Rosario, ya han prohibido su utilización gracias a la campaña No más veneno en Canarias, promovida por agricultores, ganaderos, asociaciones ecologistas y miembros de la Plataforma Canarias Libre de Transgénicos.
Varios estudios científicos han demostrado que el glifosato es el causante de serios daños a la salud y al medio ambiente. En los municipios en los que se usa, esta sustancia se vierte en zonas de uso infantil (jardines de parques, entradas de colegios, etc.), en carreteras y autopistas, paradas de guaguas, junto a jardines y fincas privadas o junto a viandantes que no están dotados de equipos de protección.
A concentraciones más bajas que las recomendadas para su uso en agricultura, el glifosato interfiere en el funcionamiento hormonal de células humanas y afecta a las células de la placenta y a las embrionarias. También provoca nacimientos prematuros y abortos, mieloma múltiple y linfoma non-Hodgkin (dos tipos de cáncer), y daña el ADN de las células. Además, se ha comprobado que este uso contamina y daña los cultivos ecológicos, los cauces de aguas pluviales y provoca daños a las colmenas debido al sobrevuelo de las abejas en zonas pulverizadas con este producto.