Pájaros. Yaiza Afonso Higuera

Mi amiga Carol me cuenta una noticia estremecedora. En Méjico, cientos de mirlos de cabeza amarilla caen del cielo. Me suena a distopía, a final.

Me pasa lo mismo cuando pienso en ballenas varadas en costas neozelandesas, o en la posible extinción de los insectos. No podemos vivir sin abejas, hormigas, larvas… Son el corazón de la cadena alimenticia y polinizan la mayoría de las plantas. Reparo también en los descerebrados haciendo ritos satánicos en Anaga, contaminando barrancos con animales muertos. Me da igual que crean al mismísimo diablo, pero me duelen sus huellas.

Me gustaría que los medios hablaran más de estas cosas y no por una razón catastrófica o pesimista. Necesitamos acercarnos a los problemas medioambientales para generar conciencia y con ella, otorgarnos un fisco de esperanza. Pero una parte importante de la sociedad y de la política en particular, los ha ignorado, tirándolos al retrete con los ojos cerrados, y así, no ver que casi toda la mierda va directa al mar. Esta clase de gente cree que lo que no se ve no existe, ignorantes. Precisamente somos gracias a lo que no se ve; bacterias, virus, hongos, protozoos… Nuestros cuerpos son organismos ocupados por multitud de seres invisibles. Y es precisamente lo minúsculo, lo que nos hace posibles.

Me conecto a Twitter y veo a Ayuso despotricando de Casado, a Egea despotricando de Ayuso. ¿Y saben una cosa? Prefiero escuchar noticias sobre abejorros de culo blanco que polinizando retamas, familias de orcas visitando nuestras costas en su largo camino al Polo Norte o escuchar hablar sobre la lluvia horizontal y esa magia de los alisios que aguarda el verde de nuestra laurisilva, a pesar de todo.

 

 

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