La Concejalía de Bienestar Social de La Laguna, en colaboración con la Red Anagos, ha iniciado esta semana la Estrategia de atención a la soledad no deseada La Cuesta – Taco, un programa pionero en Canarias que se va a desarrollar en el marco de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) y con la cofinanciación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER. Esta iniciativa quiere crear un nuevo marco de intervención para dar respuesta a este grave problema social y de salud, involucrando a la comunidad para centrar la mirada en las personas más vulnerables, generar redes sociales y lazos afectivos y de acompañamiento, y recrear las relaciones de barrio “de toda la vida”, un proceso con un importante apoyo técnico multidisciplinar y que incluye acciones que abarcan desde la sensibilización a la prevención, detección e intervención directa.
“Con este innovador proyecto, único en su tipo en Canarias, queremos mejorar la calidad de vida de las personas que ahora se encuentran en situación de soledad no deseada, incrementando su participación ciudadana con toda una red de apoyo perfectamente estructurada, sensibilizar a la población sobre este tema y, sobre todo, reforzar los lazos de solidaridad y colaboración en la zona para potenciar valores de convivencia comunitaria, mejora del entorno público y su gestión eficiente, todo con cuatro programas interconectados que permitan no solo prevenir e intervenir, sino también que exista una continuidad y que se mantengan los resultados”, explica el concejal de Bienestar Social, Rubens Ascanio.
Para ello, destaca, “además de la necesidad de acompañar las acciones con una necesaria mejora integral de las zonas urbanas, que defendemos desde este Área, esta iniciativa nos va a aportar muchísima información no solo para extender esta estrategia y sus beneficios a todo el municipio, sino también para diseñar y desarrollar nuevas acciones y programas específicos de integración de personas en situación de vulnerabilidad, ya que este es un importante factor de riesgo ante la soledad no deseada”.
Ascanio presidió los primeros encuentros informativos en los centros ciudadanos Princesa Ibaya (La Cuesta) y San Jerónimo (Taco), que se celebraron en las tardes del jueves y el viernes de esta semana y que registraron una alta participación. Participaron en estas presentaciones, además, el coordinador de la Red Anagos, Carlos Estévez Pérez, y los asesores técnicos del proyecto Daniel Gaínza Hernández y Yasmina Alonso.
Esta estrategia va dirigida a las personas mayores de 18 años, residentes en el ámbito de actuación y dando prioridad a aquellos colectivos que, según el Observatorio Nacional sobre la Soledad no Deseada, presentan una mayor incidencia. Se trata de las personas en situación de calle, mayores, migrantes, con discapacidad y, algo que resulta muy llamativo, también a las personas jóvenes, donde se están detectando estas situaciones con cada vez más frecuencia.
Además, la estrategia local incorpora a las personas cuidadoras, especialmente aquellas que se hacen cargo de algún o alguna familiar dependiente, una necesidad que aparecía claramente reflejada en los datos recogidos durante el programa La Laguna Cuida. Esta iniciativa, desarrollada por Bienestar Social en 2021, puso el foco de estudio en la soledad no deseada entre estas y entre las personas mayores, todo con la finalidad de elaborar una estrategia local de integración de los cuidados en las políticas públicas del municipio, entre otras cuestiones.
4.000 personas en La Laguna
Pues según los datos obtenidos, el 82,85% en las personas mayores y el 56,25% de las cuidadoras encuestadas en la zona de La Cuesta centro sentían soledad no deseada, un porcentaje que subía al 86,95% y el 60%, respectivamente, en Taco. En el año 2020, además, según los datos disponibles, el Área de Bienestar Social estimaba que en el municipio de La Laguna había unas 4.000 personas que sufrían de soledad no deseada.
Pero, ¿qué es exactamente la soledad no deseada? Este término hace referencia a una experiencia personal y subjetiva que surge en las personas cuando perciben que las relaciones interpersonales que mantienen no son suficientes ni adecuadas, una situación no elegida ni voluntaria, sino que es consecuencia de unas carencias sociales, emocionales y familiares.
En cierto sentido, se genera una discrepancia entre las expectativas que tiene la persona y la percepción de sus relaciones interpersonales, lo que provoca un sentimiento de insatisfacción general que se ve reflejado en la carencia de bienestar social y psicológico en las personas que la experimentan y puede estar presente en cualquier etapa del ciclo vital.
Lo cierto es que la soledad no deseada se ha convertido en un problema de salud pública, reconocido por la OMS y que puede tener efectos negativos importantes, como el deterioro cognitivo, depresión, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares y mortalidad temprana. Y por supuesto, es también un problema social que, en muchas ocasiones, se agrava en los colectivos más desfavorecidos y vulnerables.
Zonas de actuación y equipos
Fruto de este contexto, agravado por la pandemia, y de todo el trabajo realizado por el Área de Bienestar Social surge esta nueva Estrategia de atención a la soledad no deseada, que se ejecutará en las zonas de La Cuesta y Taco recogidas en la EDUSI, incluyendo los barrios de Las Mantecas Norte La Cuesta Centro, Las Mantecas Sur, Nuevo Ofra, Los Majuelos, Taco Centro, Las Industrias, Taco-San Luis Gonzaga, Las Chumberas, Majuelos Industrial, Chimisay, El Pilar y El Cardonal. La población del área de intervención es de 27.746 habitantes, que residen en una superficie de 314,06 hectáreas.
Para su ejecución durante todo este año, se ha contratado a más de 25 personas, con perfiles profesionales, experiencia y tituladas en psicología, trabajo social, mediación, sensibilización y dinamización comunitaria. Todo con un presupuesto de casi medio millón de euros, que permitirá desarrollar centenares de acciones de sensibilización, crear una bolsa de voluntariado, la identificación e inclusión de radares (que funcionen como alertas en la detección de necesidades), la realización del diagnóstico psicosocial a 400 personas, intervenciones individuales con 300 personas y otras tantas en grupales; activar un servicio telefónico de atención específico o crear una mesa de recursos y entidades, entre otras.
La estrategia se compondrá de cuatro programas combinados, concretamente, el comunitario (acción vecinal), de acompañamiento (voluntariado), de sensibilización social, así como el de intervención y prevención, con un equipo interdisciplinar y para el que se aprovecharán todos los recursos anteriores.
La ejecución será de entre seis y ocho meses, con tres fases que se solaparán en el tiempo. La fase 1 consistirá en la difusión y la captación de personas participantes, con acciones todos los meses, así como encuentros abiertos de difusión de las acciones realizadas y de la programación futura para despertar el interés de más personas. La fase 2 dará comienzo una vez se cuente con personas interesadas en participar, tanto beneficiarias como voluntarias, y estará activa hasta el final de la ejecución. La fase 3 se iniciará con la finalización de las primeras acciones y continuará hasta el final de la ejecución.
Como forma innovadora de crear conexiones sociales y de centrar la mirada del barrio en las personas con mayor vulnerabilidad ante la soledad, la estrategia usará una metodología de trabajo comunitario y un abordaje integral desde la sensibilización hasta la intervención. Estará basada, especialmente, en la potenciación de las redes sociales y el acompañamiento efectivo, desde una perspectiva de creación de vínculos a largo plazo y de lazos afectivos y de corresponsabilidad colectiva. Para ello, se incorporarán nuevas líneas de detección y coordinación con los recursos municipales.
Transformación social
Además, se busca que las personas adquieran un papel activo en su propio proceso de mejora y atención a la soledad, apoyados por profesionales, para que puedan autogestionarse de manera independiente en el futuro, desde el trabajo comunitario y la democracia participativa. Y un elemento muy importante será el voluntariado y la acción vecinal, por lo que, “en definitiva, se pretende formar un verdadero entramado de personas buscando la transformación social y generando una mejor calidad de vida”, añade Rubens Ascanio.