Un grupo de jóvenes del núcleo lagunero de Las Carboneras ha elaborado un cortometraje en el que analizan los vínculos intergeneracionales, las tradiciones y los elementos identitarios como herramientas para afrontar las adicciones y fortalecer las comunidades frente a la despoblación. Esta propuesta forma parte del proyecto socioeducativo 241 Miradas, una iniciativa de las áreas de Bienestar Social y Sanidad del Ayuntamiento de La Laguna que, durante el último año, se ha estado desarrollando en la zona de las Montañas de Anaga, que aglutina Las Carboneras, El Batán y Chinamada.
El proyecto 241 Miradas, mismo número de habitantes que suman estos tres pueblos, parte de la premisa de que la solución contra la despoblación de estos caseríos va más allá de la mejora necesaria de los servicios y requiere generar vínculos afectivos de arraigo con el territorio y con la comunidad, estrategias de ocio y lugares de encuentro que se asimilen como propios para reforzar la comunidad frente al aislamiento individual y potenciar la diversidad y el conjunto de las potencialidades y saberes de cada persona como elementos de integración social.
El fin es recordar que “vivir en Anaga merece la pena y hay que desarrollar ese potencial para consolidar las comunidades y mantenerlas en el territorio. Para ello, se ha realizado un amplio trabajo de recuperación de las tradiciones, historia y memoria colectiva, con una potente apuesta con la descendencia que ha roto sus vínculos con estos pueblos”, explica Ascanio.
Entre sus objetivos, se incluyen recuperar las redes comunitarias e intergeneracionales, generar vínculos con el territorio, detectar y prevenir conductas adictivas, promover hábitos saludables, poner en valor la identidad personal y colectiva, recuperar la autoestima y la autoconfianza, y generar contextos de aprendizaje colaborativo y vivencial, de carácter comunitario, en torno al patrimonio cultural.
Y para lograrlo, esta intervención socioeducativa con la comunidad se aleja de modelos directivos, paternalistas y condescendientes para acoger nuevas prácticas integradoras de diversas metodologías, relacionadas con la pedagogía, la psicología, la educación social o la interpretación del patrimonio, todo ello a través de actuaciones grupales, individuales y en núcleos familiares.
Producir y no solo consumir cultura
El Centro Ciudadano de Las Carboneras acogió uno de estos procesos grupales con la juventud del pueblo y, atendiendo a sus intereses, se acordó crear un taller de cine comunitario como alternativa de ocio frente al uso compulsivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y como herramienta para fomentar el trabajo en equipo, las habilidades de comunicación, la imaginación y la planificación. En definitiva, para propiciar la posibilidad de producir, y no solo consumir, cultura como elemento de empoderamiento, expresión y convivencia.
En este taller, las adolescentes de este núcleo aprendieron el proceso de creación de una película, ocuparon distintos roles necesarios para su realización e idearon y gestionaron en conjunto la historia, la escenografía, los vestuarios, la interpretación y la realización de un corto partiendo de elementos de la cultura popular tradicional. Además, a través de este ejercicio de creación, encontraron un espacio para hablar de ellas mismas y de su manera de ver el mundo y reflexionaron en torno a temáticas derivadas de la historia creada
Otras actuaciones realizadas en el marco de 241 Miradas son el espacio de encuentro estable “el barro como excusa”, la dinamización de la Biblioteca de Los Batanes, encuentros vecinales entorno al taller de esteras de palma, reuniones intergeneracionales para el relato de historias relacionadas con la guagua, la recuperación de la memoria entorno a la lucha canaria, identificación de conductas adictivas o la intervención con alumnado joven del CEPA Tejina.
El proyecto socioeducativo La Furgoneta Fantástica se ha encargado de desarrollar esta iniciativa que se basa en “una idea tan básica como transformadora, la de trabajar juntos (responsables políticos e institucionales, profesionales y técnicos, asociaciones y vecinos) por la convivencia y el desarrollo social de las comunidades rurales, como coprotagonistas y en corresponsabilidad”, como explican desde esta entidad.
Un estudio extrapolable
Además, 241 Miradas “nos sirve para comprender mejor las realidades que se dan en zonas donde hay un alto nivel de envejecimiento de la población y en las que es necesario reforzar las redes comunitarias y de cuidado. Así, constituye el punto de partida para planificar nuevas iniciativas y ofrecer a las personas que estudian y trabajan en este campo un material muy interesante sobre las necesidades de las personas del ámbito rural en una sociedad en rápida transformación y tendente al envejecimiento”, añade Rubens Ascanio.