El Área de Bienestar Social de La Laguna y Cáritas Diocesana de Tenerife están desarrollando conjuntamente, desde diciembre del año pasado, el proyecto Semillas de Algazara, una iniciativa dirigida a las personas en situación de riesgo o exclusión social y que, además de enseñarles todo lo necesario para el desarrollo de la agricultura ecológica, permite que estas familias puedan cultivar frutas y verduras para su autoconsumo en una huerta urbana incluida en la red municipal. Durante estos meses, el proyecto ha distribuido 538 eco cajas solidarias (cada una, con un peso de unos 12 kilos) entres las familias usuarias de esta acción y las casas de acogida para personas en situación de exclusión residencial de Cáritas, que suponen el reparto de 6.936 kg de alimentos frescos.
Esta huerta ocupacional apuesta por la adquisición de competencias personales y sociales, así como por fomentar la agricultura ecológica y la recuperación de las variedades hortícolas tradicionales de la zona, una acción basada en criterios de sostenibilidad ambiental, cohesión social y soberanía alimentaria alineados con los principios de la estrategia municipal “La Laguna: Municipio en Transición 2030” (LLMT 2030).
El concejal de Bienestar Social, Rubens Ascanio, explica que “en La Laguna estamos haciendo una importante apuesta por las huertas comunitarias como espacios capaces de dar respuesta a una gran variedad de necesidades, que van más allá de las alimentarias”. Así, destaca la “capacidad acreditada de este tipo de iniciativas para avanzar en integración social, pero especialmente, para implicar a las personas participantes en su desarrollo, autonomía y bienestar, mejorar su autopercepción y fomentar una alimentación saludable”.
El técnico agrónomo de Cáritas que dirige el proyecto, José Antonio Saiz González, explica que Semillas de Algazara “se caracteriza por el acompañamiento integral a las personas, haciendo que comprendan su propio valor, desarrollando y potenciando sus capacidades. El trabajo en el huerto, según dicen muchas de las personas que participan, se ha convertido en un proceso de sanación personal y en un espacio de apoyo mutuo donde no solo se comparten los conocimientos técnicos, sino que también se apoyan las necesidades emocionales de las personas participantes”.
Saiz recuerda que este es un recurso de “urgencia y emergencia, que da cobertura a las necesidad de alimentación de las personas, mientras les permite irse acercando a sus objetivos y necesidades de forma amable, cariñosa y solidaria, en palabras de alguna de las participantes. Es un proyecto que cuida tanto la salud física, a través de una agricultura ecológica basada en el respeto absoluto a la tierra y a sus productos, como la emocional, con un trabajo en la huerta que les muestra sus potencialidades creativas y les hace disfrutar en un ambiente familiar”.
Durante estos 8 meses, la iniciativa ha beneficiado a 68 personas (26 familias, 11 mujeres y 19 hombres) y los excedentes se envían a las casas de acogida para personas en situación de exclusión residencial de Cáritas para hombres, mujeres y familias en situación de sinhogarismo. Concretamente se distribuyen entre los centros Lázaro, Guajara, María Blanca, Café y Calor, Ciprés, Santo Hermano Pedro y Atacaite.
Bienestar Social financia este proyecto con una subvención anual de 44.326,42 euros, dados los beneficios individuales y sociales acreditados de este tipo de iniciativas. Esta partida contribuirá a costear los gastos de personal, limpieza e higiene, ferretería, así como seguros de responsabilidad civil, material fungible, material didáctico, alimentación para animales, abonos, semillas, alquiler de maquinaria y reparaciones.
Esta iniciativa se suma a otros proyectos de huertas urbanas impulsados por las áreas de Bienestar Social y Medio Ambiente, y en colaboración con entidades y asociaciones vecinales, que forman parte de la primera Red Municipal de Huertas Comunitarias de La Laguna, una propuesta con cuatro recursos y otros nuevos ya en marcha, y que quiere “promover el autoconsumo agroecológico y avanzar en soberanía alimentaria ciudadana, incorporando importantes valores sociales y ecológicos, y generando nuevos lugares de esparcimiento urbano”, como explica el concejal de Medio Ambiente, Sanidad y Lucha contra el Cambio Climático, José Luis Hernández.
Objetivos de la red municipal
Los objetivos generales de estas iniciativas incluyen generar comunidades sanas, solidarias y sostenibles, con una cultura de la participación y la solidaridad vecinal hacia colectivos vulnerables; facilitar un marco de referencia hacia la salud preventiva, que pueda hacer frente a la coyuntura actual y futuros imprevisibles en este sector vulnerable; identificar y diagnosticar realidades ocultas por falta de participación social, así como formar en conocimientos sobre alimentación sana, plantas medicinales, gestión de residuos, etc.
Asimismo, esta red apuesta por promover el uso de la permacultura y la agricultura ecológica como recursos de salud para las personas y el medio, junto a una estrategia para recuperar terrenos públicos vacíos para la creación de huertas comunitarias. A todo esto, se suma el impulso a estrategias de autogestión comunitaria, ofrecer herramientas de participación, visibilizar la realidad y capacidades de las vecinas y vecinos en la contribución al desarrollo sostenible del municipio, así como crear espacios sin riesgos para promover el esparcimiento sociocultural en sectores vulnerables.