Ascanio considera que la labor de la Comisión Municipal de Patrimonio, que se celebrará hoy para abordar entre otros asuntos la situación y realidad de los BIC en La Laguna, así como qué elementos merecen estar catalogados dentro de esta categoría de protección. “Con este método se facilita que entidades vecinales y ciudadanas tomen la palabra y valoren qué elementos de nuestro rico patrimonio deben ser objeto de esta especial conservación y protección”, insiste.
La formación lagunera cree que el listado de Bienes de Interés Cultural actual mantiene un estrecho vínculo con “una visión elitista del patrimonio, donde los elementos monumentales han podido sobre otros vinculados con sus usos populares, la identificación colectiva o la aportación que supuso para un momento histórico”, manifiesta.
En los BICs laguneros dominan los edificios religiosos, que de la categoría de monumento ocupan 15 de los 22 bienes catalogados, con edificaciones como los conventos de Santa Catalina, Santa Clara o el exconvento de Santo Domingo, La Catedral y La Concepción, o iglesias como la de San Bartolomé de Tejina, San Juan, San Lázaro o Gracia.
La Laguna no cuenta con elementos declarados como BIC en la categorías de sitio etnológico, jardín histórico, bien mueble o zona paleontológica, aunque si cuenta con elementos que perfectamente se podrían acoger como los jardines urbanos del Camino Largo o Las Peras, que ya cuentan con declaraciones plenarios a su favor, la zona paleontológica del afloramiento de paleodunas de La Mancha de La Laja, en Bajamar, o etnográficos como los molinos de La Verdellada, los lavaderos históricos o el antiguo horno de cal de Taco.
“Creemos que es fundamental contar con la implicación de los colectivos, que sumado al papel de los técnicos ayudarán a lograr un catálogo patrimonial más acorde con la sociedad en la que vivimos y no una simple lista de bienes que conforman la identidad de determinadas élites sociales del pasado, que no son todo nuestro patrimonio”, indica.
El portavoz además insiste en la necesidad de dotar a La Laguna con mayores recursos en la protección y promoción de los elementos protegidos, ya que “tenemos ejemplos de bienes declarados que han pasado largas etapas de abandono o todavía lo mantienen en el olvido”. A este respecto recuerda que todavía no se ha logrado recuperar para su uso la Casa Anchieta, que “sufre un importante daño estructural según los últimos informes a los que hemos tenido acceso”. Igualmente los dos BIC en categoría de zona arqueológica, los de La Barranquera y del barranco de Agua de Dios, “no han recibido casi ninguna atención por parte de nuestro Ayuntamiento, quedando en un largo olvido, además de no incoar otros expedientes como los que se podrían realizar para proteger los grabados de La Pedrera en Punta del Hidalgo”.
Con respecto a las propuestas de BIC que se han planteado en este mandato en el Pleno lagunero, para la chimenea del antiguo tranvía de La Cuesta y el Camino Largo, indican que se trata de dos elementos que están infrarepresentados en este patrimonio de máxima protección, concretamente el del patrimonio industrial y el urbanismo vinculado a los jardines históricos, que no cuenta con representación en el municipio. Concretamente en el caso del patrimonio industrial destacan que La Laguna tiene un amplio catálogo de elementos históricos que “se están perdiendo rápidamente a pesar de que muchas veces existe un estrecho vínculo sentimental con los pueblos y barrios que acogen estos elementos patrimoniales”.
Las grandes chimeneas de ladrillo rojo de La Cuesta y la ubicada en La Azufrera de Taco son dos ejemplos de elementos arquitectónicos vinculados a unas actividades industriales ya desaparecidas, pero que tuvieron un amplio efecto social y económico en sus entornos más cercanos, siendo espacios que entroncan con etapas importantes del pasado colectivo de La Laguna, además de tener un valor visual y arquitectónico.
Las casas terreras otro elemento a proteger
Ascanio indica que el el pasado Pleno municipal también se tomó un importante acuerdo para empezar a poner en mayor valor el patrimonio ligado a las casas terreras, una arquitectura humilde que a sufrido una drástica reducción en los últimos años. “Tras el acuerdo plenario tenemos la garantía de iniciar un proceso de estudio de los elementos que quedan y su grado de protección, así como posibles medidas de difusión de esta arquitectura tan querida por buena parte de la población, sin la que la imagen de nuestro pasado estaría incompleta”.