Las estadísticas del Poder Judicial muestran que en 2016 se registró una media de 391 denuncias diarias por violencia machista, 134.462 mujeres denunciaron en 142.893 ocasiones, lo que supuso un incremento del 10,6% respecto al año anterior.
El pasado domingo era asesinada otra mujer en Canarias, la tercera oficialmente confirmada por violencia machista en lo que va de año en nuestro archipiélago. Se repitieron los actos de repulsa por todas las islas e instituciones y, allí estaba, a las puertas de la sede de la Presidencia de Canarias en Tenerife, Fernando Clavijo, guardando minuto de silencio ante las cámaras. El problema surgió cuando tuvo que hablar públicamente sobre algo de lo que no entiende. Lo realmente grave es que el presidente de Canarias no entiende de un problema de semejante magnitud.
Fernando Clavijo mezcló prejuicios con argumentarios y, como quien no quiere la cosa, trasladó la violencia machista al ámbito de lo privado, devolviéndonos el planteamiento de que lo que ocurre de puertas adentro, en la intimidad del hogar, no es un asunto social, colectivo, sino un asunto individual en el que la sociedad no debe entrometerse.
Redundó Clavijo en esta idea y, negando a Rousseau, desechando la sociología y hasta la psicología social, insistió en que se trata de hechos cometidos por “personas individuales”. Obvio, quienes ejercen violencia contra las mujeres no suelen actuar en manada. Se deduce que el presidente jamás escuchó ni leyó la ya clásica consigna feminista de que lo personal es también político. Otra lástima, de lo contrario, si se hubiera permeado de feminismo, probablemente hoy tendríamos un presidente decente, además de defensor de la igualdad entre hombres y mujeres como única manera de acabar con lo que es ya una gravísima lacra social. Porque lo que dice el señor Clavijo es claramente una indecencia contra las mujeres y contra las ideas de igualdad.
Pretendía quizás Clavijo lavarse las manos, sacudirse toda responsabilidad sobre esta lacra, porque tampoco dudó en negar que se trate de un “fallo del sistema”. Peor aún, restó eficacia a protocolos y otras medidas preventivas.
Sospecho que la falta de un conocimiento exhaustivo del fenómeno por parte del presidente se vio aderezada por los prejuicios clasistas que genera en muchas ocasiones los detalles con los que se adornan este tipo de informaciones, convertidas en crónicas de sucesos.
Las realidades son siempre complejas, señor Clavijo. Y aunque variables como la exclusión social o las adicciones acentúan la peligrosidad de los comportamientos machistas, éstos están presentes en todos los niveles socioeconómicos y culturales, impregnan todas nuestras relaciones sociales y personales.
Las redes sociales hierven, poniéndole los puntos sobre las íes a sus desafortunadas declaraciones. Algo que habla mucho y bien de la alta conciencia social sobre este fenómeno que usted ha demostrado desconocer o, peor aún, relativizar.
Solo me queda pedirle que no nos devuelva a las cavernas, que no nos disfrace con las sombras de lo individual y lo doméstico lo que es un fenómeno lamentablemente generalizado, que se repite año tras años, mes a mes. No nos devuelva a la caverna franquista, no ignore las décadas de lucha feminista que ya han propiciado importantes avances en la conciencia colectiva de este país, de estas islas. Y tampoco se lave las manos ni se rinda. La lucha por la igualdad es responsabilidad de toda la sociedad, ciudadanía e instituciones, y en éstas ostenta usted, para desgracia de nuestra comunidad, una de las máximas responsabilidades.
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María Nebot es consejera de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria y militante de Sí se puede. Puedes seguirla en Facebook: @marianebotc Twitter: @marianebotc.