Si son víctimas sienten que no es posible otro destino, ya que no son capaces de señalar las causas y las consecuencias del caso Arona en nuestro municipio, y si son verdugos nos someten a toda la ciudadanía al embrutecimiento de participar de su silencio; bien porque son incapaces de soñar futuros mejores, bien porque son impotentes para remover este presente, no merecen estar donde están, ¿a que temen?, nadie les pide que sean jueces y condenen pero sí que sean capaces de decir:-¡aquí estamos!, -¡esto nos afecta! ¿cómo?, -nos interesa ¿a quiénes?, -nos hace reflexionar ¿qué?. En Arona la ciudadanía contempla el silencio de su clase política (Coalición Canaria, Partido Popular, PSOE y CAN) y uno piensa, ¿cómo se sentirán ellos?, ¿se sentirán bien al saber que hay procesados en las filas de cada uno de sus partidos?, ¿se sentirán mal?, ¿no sienten nada?, ¿es de interés general para la política en Arona luchar contra la corrupción?, ¿no sienten ningún compromiso con la ciudadanía a la que hace poco han pedido el voto?, ¿de informar sobre los hechos?, ¿tan alejados están del sentir ciudadano?. Ellos no dicen nada, ¡silencio!, un silencio en el paisaje, tan soledoso como sus principios les permiten. Ellos no abren la boca, para que usted no cierre sus oídos.