La razón de ser de la acción política. Rafael González Martín

Se suele acusar en ellos a la calificada como izquierda alternativa, de ser la responsable de que sigan en el poder los partidos políticos que han generado las desigualdades sociales en que vivimos, así como del desencanto de los votantes y de su tendencia a la abstención y al voto en blanco o nulo.

Algunos articulistas llegan incluso a acusar estos partidos minoritarios de arrogancia  o de temor a afrontar riesgos y perder autonomía, de conformarse con una escasa representación institucional y de actuar con excesiva lentitud ante las exigencias de cambio que exige el pueblo.

Incluso se ha llegado al extremo de calificar de comparsas a estos partidos y de absurdos a sus programas electorales por el simple hecho de no tener posibilidades reales de llegar a ostentar el poder.

Para este tipo de articulistas, el sentido de la acción política está exclusivamente enfocado al intento de acceder al poder, despreciando conceptos como el carácter asambleario de las decisiones o la búsqueda de una base social sólida, o incluso, las mociones que sus representantes puedan haber defendido en los municipios donde tienen representación.

Pues bien, partiendo de mi reconocimiento del derecho que toda persona tiene a opinar y criticar a un partido político, permítanme a mí contestar a todas estas acusaciones desde mi condición de militante de uno de esos partidos minoritarios.

En primer lugar, es un error tal vez demasiado extendido el pensar en la acción política únicamente como la presentación de candidaturas a unas elecciones. Es decir, no se ve la política en sí como un servicio público, sino como una competencia entre partidos para ostentar poder. Grave error pues, este punto de partida a la hora de juzgar a los partidos de la izquierda alternativa..

Por desgracia, si ese es el concepto que tenemos de la política, una simple lucha por el poder, mal estamos y mal seguiremos estando. Falta por tanto mentalizar a la población de que se puede y se debe hacer trabajo político fuera de los períodos electorales y no sólo enfocado hacia los mismos. Es más, es precisamente fuera de los períodos electorales cuando se puede diferenciar a los partidos minoritarios de los partidos tradicionales o mayoritarios.

Se puede y se debe hacer acción política desde la oposición cuando no se llega a tener suficiente representación como para ostentar un gobierno municipal o insular. Es precisamente este trabajo fuera de los gobiernos locales lo que permite controlar en cierta medida los desmanes de los gobernantes tradicionales, denunciando sus excesos o sus carencias.

Creo que gran parte de la ciudadanía entiende y exige que el trabajo político sea un deber continuo a lo largo de todo el año y durante todos los años de cada mandato y no solamente en el período electoral, porque entender la política como servicio a la ciudadanía es diferenciarla de un simple intento de ostentar poder para conseguir influencia o prebendas para los más allegados.

Claro, que entender la política así y sobre todo, practicarla, es duro. Es difícil encontrar mucha gente dispuesta a trabajar de forma continua y muchas veces  anónima para la comunidad, sin buscar notoriedad o beneficios personales. Pero aunque esta gente no sea abundante, sí que existen, y están precisamente en esos partidos denominados minoritarios de la izquierda, que son la alternativa real al poder de los partidos políticos tradicionales en Canarias.

Tal vez falta aún realizar otro esfuerzo para hacer llegar estos mensajes a la población descontenta con la acción política tradicional, tarea ésta dificultada sin duda por los medios de difusión, normalmente en manos de empresarios y accionistas con otros intereses y a los que favorece que el desánimo político se extienda. Pero algunas personas estamos empeñadas en continuar con ese esfuerzo de conectar con la población y de difundir nuevos ánimos con el ejemplo diario de nuestro trabajo; y tengo la percepción de que cada vez somos más personas con este empeño.

No me avergüenzo de militar en un partido calificado por algunos como minoritario, ni de sus carencias económicas o materiales. Quien milita en mi partido, lo hace por convicción y no por intereses ocultos. Y en eso también creo que nos diferenciamos de los partidos mayoritarios. Como partido joven que es, ha cometido errores, pero también ha aprendido –y rápido- de ellos.

Es por la convicción de nuestros militantes de que con el trabajo diario podemos conseguir una sociedad mejor, y no por un simple complejo de inferioridad, como parecen deducir algunos, por lo que creemos que se puede trabajar y realizar una buena labor política desde la oposición, consiguiendo logros para el beneficio de la mayoría social unas veces, y denunciando otras el impedimento de esos logros desde el poder, que de otra forma quedarían seguramente ignorados.

El deber de un político no debe ser luchar por el poder, sino luchar para conseguir los mayores beneficios sociales, económicos y dotacionales para su pueblo. En definitiva, buscar progreso y evitar desigualdades. Por esta razón, si desde la oposición conseguimos con nuestro trabajo que el gobierno local genere beneficios a los ciudadanos/as, entonces nuestra acción política será igual de válida que cuando realicemos el trabajo desde un equipo de gobierno.

Y para lograr todos esos objetivos, es imprescindible una base social sólida, de personas honradas y decididas en buscar el bien común, así como una  actuación asamblearia, sin imposiciones ni arbitrariedades. Y por último, es necesario también que el trabajo sea paso a paso, sin prisas pero sin pausas, aportando con el trabajo diario de nuestros representantes en las instituciones y de nuestros afiliados a pie de calle las soluciones a las demandas que la ciudadanía nos hace llegar. Paso a paso, presentando mociones o participando en manifestaciones, tenemos que transmitir ese mensaje de confianza que tanto parece buscar una gran parte de la ciudadanía en nuestras Islas.

Rafael González Martín

(militante de Sí se puede)

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