Si el pueblo de Tejina contase con un área delimitada para maniobras militares no nos quedaría de otra que aguantar su ensordecedor ruido, pero me temo que no es este el caso, ni la montaña de la Atalaya o Mesa de Tejina, ni la conocida como Tejinetilla son zonas destinadas para uso militar. Lo que si son es espacios protegidos integrados en la Red Natura 2000 ya que se encuentran dentro del Parque Rural de Anaga como rezan numerosos carteles que hay desde el barranco hasta la cumbre. Resulta penoso ascender la montaña y verla literalmente “pelada” por culpa del helicóptero militar que devasta todo cuanto abarca cada vez que aterriza en esta zona. Entiendo que se deban justificar los increíbles pero ciertos presupuestos generales destinados a defensa, sin entender muy bien de quien nos defendemos, pero me parece que esta no es una zona destinada para “jugar a la guerra”. La montaña además de encontrarse dentro del parque rural, delimitado y protegido, merece un respeto junto a todos los seres que allí habitan como el Plecotus Teneriffae o murciélago orejudo canario, especie protegida especialmente dentro de la Red Natura 2000, así como las aguilillas que anidan en la cumbre (Buteo Buteo Insularum) también protegida. Da lástima saber que a un senderista le cobren los gastos en el caso de sufrir un accidente y no estar federado, y luego anden quemando dinero público con estas maniobras un día sí y otro también, encima donde no deben sin que nadie se los impida.
(La foto es del año pasado, obra de “La jurria Tagerfa”)