Por una gestión pública del patrimonio lagunero. Juan Miguel Mena

Siempre he pensado que no se puede ser campeón en la participación en los periódicos y en la realidad ignorar las demandas de los ciudadanos de este municipio, pero esto pasa cada vez más con este tema.

La polémica sobre la reforma de la plaza de la Catedral y su entorno ha sido un proceso difícil de entender, ya que nuevamente no se hace un proyecto de rehabilitación sino una transformación radical de un entorno muy querido, que sigue la estela de lo hecho en otros lugares. Primero escuchamos que en el nuevo proyecto de remodelación no tendrían cabida los patos, poco después conocimos que en el proyecto colgado en la página web del Ayuntamiento si aparecía esta zona de agua y posteriormente volvemos a oír que el proyecto se ha cambiado y se aprueba un nuevo diseño de más de 92.000 euros para instalar los patos en el Parque de La Constitución.

En este camino, igual que los vecinos, nos hemos sentido totalmente desinformados con respecto a unas obras fundamentales en el Casco Histórico, que afectan a un espacio de gran valor sentimental para todos y todas los ciudadanos de Tenerife, no solo de La Laguna, sin duda uno de los referentes de visita de los padres y madres con sus hijos menores.

Las respuestas dadas en el pleno de octubre a una iniciativa de la Asociación de Vecinos del Casco me dejan todavía más preocupado y la verdad que me gustaría saber quién manda en este municipio en materia de patrimonio, sin duda el pleno municipal o el Consejo Municipal de Patrimonio no. Nos gustaría que le dijesen de frente a los ciudadanos quién manda en patrimonio, el Ayuntamiento o una empresa multinacional privada que nos cuesta más de 270.000 euros anuales, que hace y deshace a su gusto.

El ridículo es tal que el mismo día del pleno nos enteramos por la prensa que se elimina el parque infantil previsto en el proyecto original, que no se van a colocar las luces LED previstas en el suelo de la plaza, que se mantendrán zonas con las losas chasneras originales e incluso que se está valorando instalar una zona de agua en un lateral de la plaza. Nuestra conclusión es clara, han hurtado al pleno el saber qué proyecto se ha licitado y de qué manera se va a realizar, han hecho las cosas sin contar con nadie, generando dudas y sospechas razonables. ¿La empresa que se presentó y ganó el concurso estaba informada de estos cambios y por eso se da una importante reducción del precio establecido para la obra?¿Existe realmente un proyecto?, por el momento no lo sabemos…

El último pleno fue otra ocasión perdida para avanzar en una gestión pública y participativa de nuestro patrimonio. Por suerte los propios vecinos y vecinas son los que nos reclaman que avancemos hacia un modelo de gestión público y realmente participativo, donde intervengan todos los afectados, propietarios, asociaciones vecinales, instituciones culturales, etc.., no aprovechar esa oportunidad demuestra que existen dos formas de entender este problema que cada vez están más enfrentadas, no escucharlo traerá consecuencias.

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