Creemos que ese criterio lo hemos aplicado durante todo el presente mandato.
Es cierto que los sueldos de los políticos son un terreno abonado para unos debates facilones y simplificadores de la realidad, viene siendo así gracias a la posibilidad de los regidores locales y de los responsables políticos de otras administraciones de aplicarse el sueldo con escasos criterios. En La Laguna además, la cuestión viene aparejada con la realidad de una Ley de Grandes Ciudades que abrió la puerta a regular el cobro de sueldos a parte de la oposición para facilitarle una actividad de control y de atención a la ciudadanía que también era demandada.
En nuestro municipio fue José Alberto Díaz, como alcalde, el principal artífice de mantener unos sueldos que ya en el anterior mandato fueron objeto de debate y que lo convierten en el alcalde que más cobra de Canarias y en el sexto del Estado. No pasó igual en otros municipios en los que por coherencia con la situación económica y la realidad social de buena parte de sus habitantes se apostó por reducir sensiblemente el gasto político municipal.
En el pleno en el que se votaron estas cuestiones, en julio de 2015, nuestro grupo municipal defendió una enmienda que implicaba más de 300.000 euros anuales de ahorro basada en salarios éticos similares a los acordados en otros municipios y que, en este caso, los votos de CC y PSOE rechazaron. No hubo manera de lograr afrontar un debate que estaba en la calle y que afecta a todos los sueldos, también los de la oposición, que son igualmente poco éticos en el momento presente.
Nuestro grupo solo tiene dos personas de seis con dedicación exclusiva, ambos donamos lo que excede de los tres salarios mínimos mensuales para vivir acorde con esa idea de salarios éticos que demandamos, para ser coherentes con la realidad de la mayoría de las familias. No solo eso, hemos presentado en cada debate sobre los presupuestos municipales medidas que permitirían reducir hasta en 500.000 euros el gasto político municipal, siempre nos hemos encontrado de frente con el voto contrario del actual grupo de Gobierno y su aliado en este mandato, el Partido Popular.
La defensa de José Alberto Díaz ha sido un ataque a la oposición, como si no fuera él el que marcara los sueldos de la oposición, como si no hubiese votado pleno tras pleno contra la reducción de este gasto. No solo eso, el propio alcalde ha promovido que, para mantener bajo su control el 100% del personal de libre designación de los grupos políticos, un incremento de las asignaciones a los partidos con presencia en el pleno de 35.000 euros anuales a cada uno, en total 210.000 euros llevados a pleno en 2016 frente al rechazo frontal de solo dos grupos municipales, que rechazamos cobrar ese indecente “regalo” del alcalde. Hemos tratado de mantener esa coherencia que demandamos a los demás con acciones concretas, como la rendición periódica de cuentas y su publicación, la primera de ellas a los 100 días del nuevo gobierno.
Hay que hablar de racionalización del gasto político municipal y nos gustaría hacerlo en el próximo pleno municipal, sin excusas técnicas y con datos. Superar ampliamente los dos millones de euros anuales en este concepto creo que sigue siendo difícil de explicar a la ciudadanía y además también lo es de entender. Hay que pedir coherencia, hay que pedir ética y responsabilidad. Recibir un sueldo público debe ser para cumplir unas funciones, en el caso de la oposición atender las quejas y demandas de la ciudadanía, pero también ser especialmente escrupuloso en el control de la labor del gobierno, presentando propuestas e iniciativas con las que mejorar su acción o dando alternativas. Una oposición que cobra y va a las comisiones sin leer un papel, que no se lee las ordenanzas, que no realiza alegaciones o aportaciones, que no trabaja los presupuestos municipales, que no está presente en las calles, que no rinde cuentas, supone un problema igual al de un alcalde que cobra demasiado y no cumple.
Rubens Ascanio Gómez es portavoz de la confluencia municipalista Unid@s se puede en el Ayuntamiento de La Laguna.