No salgo de mi asombro.
En el artículo describen la indignación de Alfonso Cuarón (director de Roma) al conocer cómo han puesto subtítulos en los cines españoles para disfrutar de su película. El objetivo de los textos es absurdo, cambian ustedes por vosotros, enojo por enfado, chico por pequeño, orilla por borde, vengan por venid o mamá por madre.
¿Desde cuándo no sabemos qué significa enojo, ustedes, orilla o mamá?
¿Traducen también al inglés hablado en Inglaterra las películas americanas o australianas?
¿Desde cuándo el castellano correcto lo dictan los traductores de subtítulos contratados en España?
El Instituto Cervantes calcula que unas 559 millones de personas hablan el castellano, esto simboliza una gran riqueza que tratan de romper al hacer cosas como éstas, simplificando el idioma a una minoría que otorga su visión simplista y paternalista.
En espacios de trabajo cada vez es más habitual escuchar a una persona utilizar el ustedes en una conversación y pasados unos minutos, ponerse a redactar un escrito o una carta dirigida a alguien utilizando el vosotros, en la mayoría de ocasiones forzado y mal conjugado. Grandes frases como “Ahí habéis estado ustedes” suelen salir de mentes canarias confundidas. Es la constatación de que consideran que su habla es incorrecta y deben ponerse “finos” cambiando la forma verbal.
Lo curioso es que el vosotros está en minoría frente al ustedes, ya que en América, Canarias e incluso algunas zonas de Andalucía se utiliza, pero aún así nos avergonzamos y nos autoflagelamos.
Hagámonos un favor, no nos sonrojemos al escribir ustedes. No nos peguemos a las palabras que nos vendan como correctas olvidando nuestros usos. Las voces nos enriquecen, nos hacen describir realidades, consiguen que una tarde de cine se convierta en una tarde de cotufas, sabiendo además, que existen otras formas para nombrar el contenido del cartucho salado.