Hoy, en tiempos de pandemia, no hay que olvidar que seguimos padeciendo otros virus que se transmiten de manera virulenta. La política, la cultura, la educación y las familias, a través del contacto social, producen epidemias que matan vidas por dentro y por fuera. El racismo, el clasismo, la aporofobia, o la LGBTIfobia siguen siendo un mal de nuestras sociedades. Tras largas investigaciones, ya sabemos cómo se inocula el potente antivirus en el sistema y ese antídoto se llama “empatía y respeto”; y esto solo es posible a través del conocimiento de las realidades que se nos ha vetado durante mucho tiempo. Estos “laboratorios” donde se produce el virus son los mismos centros epidemiológicos que lo pueden desactivar, a saber: la política, la cultura, la familia y la escuela. Necesitamos reivindicar la vida buena para todas las personas y esta solo es posible, cuando hay amor, aprecio mutuo, respeto y medios materiales para que se desarrolle en las mejores de las condiciones posibles. Ante el racismo, empatía; ante el miedo, conocimiento; ante el acoso, aprecio mutuo; ante el machismo, igualdad y ante la transfobia, educación. Todas estas actitudes se nutren de un mismo denominador común, el miedo a avanzar como sociedad, al diferente.
Este 31 de marzo la comunidad trans tiene mucho que reivindicar en Canarias. ¡Démosle todo nuestro apoyo! Empleo digno, sanidad pública, escuelas libres de acoso, leyes para la igualdad. Nos queda claro que es posible avanzar en todos estos derechos humanos cuando somos capaces de “Trans” -mitir el virus del respeto que toda persona merece. La idea de saber que cada vida merece la alegría de ser vivida y que hay horizontes comunes donde lo humano abraza lo humano que nadie podrá romper. En este día saldremos a pintar todos nuestros balcones con el azul del cielo, con el rosa de los sentimientos más profundos y con el blanco indómito de la espuma de mar. Nos queda claro que la transfobia solo se puede combatir cuando somos capaces de “Trans”-mitir el virus de la diversidad humana. No lo dejemos en casa. Salgamos afuera a contagiar a todo el mundo, hasta que el amor, el aprecio mutuo y el respeto sea pandemia.