Recuerdo cuando me explicaron en el cole el principio del Universo. La teoría del Big Bang, esa gran explosión que hizo posible la existencia. También nos enseñaron los planetas y que el nuestro, era esférico y achatado por los polos. Hay fotos espaciales en las que podemos observar la evidencia de la redondez y la belleza de nuestro globo azul. A pesar de que se trata de una cuestión indiscutible, existen personas que predican el llamado terraplanismo, que consiguen adeptos a través de memes simplistas y repetitivos en los que dicen, por ejemplo, que esas fotos espaciales son montajes por ordenador. Algo muy similar a lo que hace la ultraderecha, repetir que hay un mayor índice de criminales entre la gente migrante, que la desigualdad de género es irrelevante, que la violencia machista es un invento de las progres, que solo existe una idea de familia, que la educación afectivo sexual es pornografía y que hablar de diversidad en la infancia es un atentado contra natura.
Su fórmula de perpetuar todo este conjunto de memes es a través de lo que denominan el pin parental, porque según esta gente no existe consenso en los derechos humanos. Que la ONU se equivoca cuando habla de violencia de género o de derechos sexuales y reproductivos. Niegan de esta forma la protección de la infancia, el principio de educación por encima de las particularidades, porque niñas y niños tienen derecho a saber que la tierra es redonda y que en nuestra sociedad coexistimos con una desigualdad que mata y que se llama machismo. Ante esto, educar en igualdad es prevenir la violencia, educar en valores es crear una sociedad sana y con menos prejuicios.
Según los que abogan por el pin; los ministerios, las consejerías, las concejalías, las escuelas, el profesorado, los planes educativos y la universidad están sujetos a un lado oscuro izquierdista que manipula los cerebros de niñas y niños. Quieren romper el consenso, empezar a destruir lo que se ha construido durante la democracia. Empiezan por negar a la infancia el derecho a trabajar en valores y terminarán poniéndole un pin a la teoría del Bang. Y que una familia le diga a una maestra que su hijo no acudirá a clases de ciencia porque, ¿A quién se le ocurre negar que Dios creó el universo?
Yaiza Afonso Higuera