La Laguna actualiza el Plan Municipal de Prevención de las Adicciones a los nuevos usos y consumos, reforzando la prevención en infancia y juventud
La norma incorpora las comportamentales al juego, las apuestas y la tecnología y aumenta las acciones para involucrar a toda la sociedad como agentes activos de cambio
La Casa de los Capitanes acogió este jueves una sesión extraordinaria del grupo motor del Consejo Municipal de Prevención de las Adicciones, en la que se presentó oficialmente el trabajo de actualización del III Plan Municipal de Prevención de las Adicciones y Promoción de la Salud, que incorpora la adicción al juego, las apuestas y las tecnologías, y una amplia estrategia de prevención, sensibilización y promoción de la salud, especialmente dirigida a la infancia y la juventud, que involucra a todos los sectores de la comunidad. En la reunión, también se abordaron los aspectos relacionados con el consumo de sustancias en la vía pública y su afección a la población más joven.
Asistieron a este encuentro entidades, asociaciones y colectivos, además de representantes de los grupos políticos municipales y el equipo técnico del Área de Drogodependencias. El concejal de Bienestar Social, Rubens Ascanio, explicó que “hemos acordado fijar el 26 de noviembre como límite para presentar las aportaciones, ya que nuestra intención es tratar de elevar el Plan al Pleno para su aprobación en la sesión de diciembre”.
Además, se abordaron las situaciones vividas en la zona del cuadrilátero y el trabajo que está realizando el Área, que “está recabando toda la información posible de los cuerpos y fuerzas de seguridad y otros intervinientes para identificar los perfiles, grupos de población y edad, lugares de residencia y ver cómo, a partir de datos reales y rigurosos, podemos contribuir a la prevención de esta realidad, potenciando actividades alternativas y acciones de promoción de la salud en ámbitos como el educativo, en una labor transversal con otras áreas municipales, que son uno de los ejes principales de este III Plan Municipal”, destacó Ascanio.
Ante la situación actual y los nuevos retos postpandémicos, se ha considerado la necesidad de trazar un Plan Municipal que dé estabilidad y que guíe las actuaciones para los próximos 8 años, una línea de trabajo conjunta con la capacidad de actualizarse y adaptarse a las nuevas y futuras realidades sobre adicciones a sustancias y comportamentales, sus objetivos, medidas, procesos, estructuras y recursos. El documento, que plantea su vigencia hasta 2029, inicia ahora sus diferentes fases de participación y tramitación, un periodo que incluirá la configuración y puesta en marcha del Consejo Municipal, paralizado hace casi una década, tras la reciente aprobación de su Reglamento.
El III Plan Municipal se estructura en torno a dos áreas fundamentales de actuación, que son prevención-sensibilización e integración, en las que se realizará el esfuerzo principal. con una estructura de apoyo y cobertura transversal a través de la formación, la coordinación y participación, y la reducción de la oferta. En el ámbito de la prevención, la población objeto de especial atención será la infancia, adolescencia y juventud, para lo que se desarrollarán diversos programas y acciones preventivas en los ámbitos escolar, familiar, laboral, comunitario, de ocio y tiempo libre y de los medios de comunicación social.
Dentro y fuera del aula
En relación con el grupo de edad de 14 a 18 años, “el espacio socializador es el vinculado al ocio y tiempo libre como lugar de encuentro. Sin embargo, el centro escolar y su entorno sigue siendo un espacio donde interaccionan y, por tanto, un territorio de socialización donde intervenir y generar dinámicas sistematizadas, que propicien la educación no formal e informal”, por lo que se va a reforzar las actuaciones con las concejalías de Educación y Juventud.
Así lo explica el concejal de Bienestar Social y Drogodependencias, quien señala que “el Área ha detectado, en los últimos años, el crecimiento de estas nuevas adicciones relacionadas con el juego, las apuestas y la tecnología, además de una extensión del uso compulsivo de alcohol en fines de semana y el uso de cannabis y cocaína. A esto se suma un nuevo patrón de policonsumo cada vez más generalizado, la precocidad en el inicio del uso de algunas sustancias y la relación, cada vez más estrecha, entre este y los espacios y tiempos de ocio. Todo esto, nos conduce a orientar la prevención desde la óptica de la gestión de riesgos, donde las competencias básicas y la promoción de los factores de protección tienen un peso muy importante en la prevención”.
Además, recuerda que “la situación vivida con la pandemia ha generado nuevos espacios relacionales, estilos de vida y socialización, así como nuevos usos y otros riesgos en referencia a la salud mental que hoy es preciso considerar como factores de riesgo en el uso de sustancias. Hoy existe una preocupación creciente por el aumento del uso “patológico” de internet, los medios digitales y las redes sociales, así́ como por el papel de las nuevas tecnologías como facilitadoras del acceso y potenciadoras de otras conductas adictivas, especialmente de los juegos de apuesta y el juego online mediado por una publicidad agresiva”.
Dado que los procesos que desembocan en las adicciones son multifactoriales y mutantes, “estamos asistiendo, además, a un cambio sustancial del fenómeno del uso y abuso de sustancias y sus factores asociados, con la progresiva desaparición de la marginalidad y el estigma social de la persona drogodependiente, con el uso de nuevas sustancias, la disminución de la edad de inicio en el uso de ellas, las nuevas actitudes de las personas usuarias y un nuevo discurso social que aparentemente normaliza su uso y, en especial entre los y las más jóvenes, banaliza los efectos de algunas sustancias de tipo ilegal”, recoge esta actualización.
Participación
En el actual marco normativo, estas situaciones requieren una respuesta preventiva, integral e integrada desde políticas públicas municipales, en el marco de la promoción de la salud y con actuaciones basadas en la “ética del cuidado”. Deben ser gestionadas bajo el paradigma de la “gobernanza pública” que exige una gran participación e interacción de los distintos niveles de gobierno municipal, agentes económicos y sociales y demás grupos de interés, tanto en la planificación como en la toma de decisiones y evaluación de estas políticas públicas.
“Personas diferentes, de edades diferentes, con usos diferentes, en contextos diferentes y con realidades psicosociales diferentes requieren abordajes preventivos diferentes. Desde esta nueva concepción, tanto la protección, la prevención como la promoción de la salud se realizan en los centros sanitarios, los centros educativos, servicios municipales, asociaciones, además de en el entorno individual y familiar. Precisa siempre de la participación de las personas y de los colectivos en los que se encuentran, y de la cooperación entre organismos y entidades locales”, señala el documento.
En este sentido, la norma defiende, como uno de sus planteamientos fundamentales, la importancia de sumar la responsabilidad pública y la corresponsabilidad social, desde la premisa de que todos los actores sociales, desde el vecino o vecina hasta las empresas, pueden y han de contribuir en la medida de sus posibilidades.
Además, el Plan amplía el enfoque de trabajo a los activos en salud, lo que implica dirigir la acción sobre todo hacia lo que tiene un efecto positivo para la salud: por ejemplo, la actividad física saludable, las redes sociales de apoyo, la autoestima y los sentimientos de autoeficacia personal y colectiva que son buenos para la salud y el bienestar.
De hecho, la prevención busca promover una conciencia social sobre la importancia de los problemas, los daños y los costes personales y sociales relacionados con las conductas de riesgo que generan adicción; aumentar las capacidades y habilidades personales y colectivas de resistencia y a los determinantes de los comportamientos problemáticos relacionados con las mismas, así como conseguir retrasar la edad de inicio del contacto con las drogas y otras conductas que generan adicción.
Asimismo, el plan establece métodos para conocer, de manera permanente, la realidad y evolución de las conductas que generan dependencia a sustancias o conductas en cada ámbito sociocomunitario del municipio, realizar intervenciones globales, así como reestructurar y priorizar los esfuerzos y recursos según los niveles de prevención.
Indicadores bajo estudio
En este sentido, recoge varios indicadores de análisis permanente para garantizar la respuesta, como son las prevalencias y patrones de consumo de las diferentes drogas y de otras conductas que generan dependencia, características demográficas y sociales, evolución de los consumos y tendencias, motivaciones y factores de riesgo asociados, opiniones y actitudes de la población, o el conocimiento, uso y valoración de las actuaciones y servicios institucionales, tanto entre personas usuarias efectivas o potenciales, como entre el conjunto de la población.
Asimismo, plantea considerar nuevos perfiles ocultos de personas que realizan conductas de uso y abuso para afrontar sus situaciones y evaluar y considerar nuevos perfiles de personas: en soledad no deseada, violencia de género, con dificultades laborales, de relación social, de cambio vital…, las cuales, desde su vulnerabilidad requieren actuaciones preventivas ambientales, evolutivas e informacionales adaptadas a su edad, género y realidad de proyecto de vida.
Objetivos
El III Plan Municipal se marca 10 objetivos. En primer lugar, sensibilizar, concienciar e informar a toda la ciudadanía residente en el municipio sobre los riesgos del uso de sustancias, juegos de apuestas (presencial y online) así como los videojuegos y otras acciones de riesgo en el uso de las nuevas tecnologías (redes sociales e internet), incrementando la percepción del riesgo e impulsando actividades preventivas,
Además, quiere promover y potenciar modelos positivos en “educación para la salud” como referentes de conducta para favorecer los procesos de socialización; potenciar el diagnóstico precoz e intervención temprana en dependencias y/o adicciones; garantizar a la persona con dependencia o trastorno de adicción, la asistencia biopsicosocial integral, potenciando su inclusión social activa.
Asimismo, apuesta por mejorar y asegurar las competencias y formación para la acción de todos los agentes sociales corresponsables en el abordaje de este fenómeno y en el contexto socio comunitario donde se realicen actuaciones; asegurar los recursos necesarios para el desarrollo de este III Plan, así como promover los marcos de colaboración interinstitucional y generar redes y estructuras participativas de trabajo para cada área, ámbito y programa.
Y, por supuesto, velar, constatar y hacer cumplir la normativa existente en el ámbito nacional, autonómico y municipal en materia de drogas, de sustancias psicoactivas, de regulación, limitación de acceso y prohibición de práctica de juego y apuestas, así como su publicidad, patrocinio y promoción para reducir su accesibilidad y disponibilidad.