La experiencia que hemos vivido con relación a la planta de biomasa que se pretendía instalar en el puerto de Las Palmas, impulsada por el Gobierno de Canarias como inversión estratégica y que, finalmente, Fernando Clavijo ha tenido que retirar con una premura que produce sonrojo, es una buena muestra de los errores que amenazan con repetirse si el Ejecutivo canario no abjura de la fe antiplanificadora de la que parece imbuido.
Es cierto que hay que llevar a cabo una racionalización de la normativa del territorio, porque a lo largo de los años se ha convertido en una maraña legislativa imposible de entender ni por los propios expertos.
Todos hemos notado un cambio en la actitud de la gente ante la política, parece que estemos en un momento de transición.
Creo que cada pueblo debe buscar en el baúl de su cultura los recursos indispensables para afrontar los retos que se le presentan. En nuestro caso canario, hubo una serie de lecciones que aprendí casi sin querer, es decir, mientras me dedicaba a otra cosa.
Los técnicos municipales del área de servicios públicos le han “enmendado la plana” al interventor de Emmasa designado, hace un año, por la Junta de Gobierno Local para resolver los reiterados incumplimientos de Sacyr.
Todos los diputados y diputadas se abalanzaron a los micrófonos para comentar lo que valoraron como inaudito en la que denominan “casa de la democracia”.
Recuperamos un artículo del blog de José Manuel Hernández, nuestro compañero de IPO-La Orotava, para recordar de quién hablamos cuando hablamos del diputado de Podemos por Tenerife, Alberto Rodríguez, compañero en la construcción de una Canarias para las mayorías.
Sobre el gesto de Carolina Bescansa hoy con su bebe en el Congreso.
Recientemente, un destacado dirigente de Podemos hablaba de que nuestra democracia se había convertido en una especie de equilibrios congelados. Si tomáramos como cierta esta original apreciación, podríamos afirmar que el mensaje de la ciudadanía canaria en las últimas elecciones generales ha sido que es hora de ir rompiendo hielos.
No sabía yo que el traje que los Reyes Magos siempre utilizaron en Madrid era el original con que llegaron detrás de aquella estrella.