Anécdota polisaria 2. Paco Déniz
Adelantábamos a un coche cuando mi amigo Sidati gritó al otro chófer ¡adiós moro!, y el nota se rio de manera franca. Luego nos adelantó él y gritó con voz de marinero de amanecida ¡adiós canario! Más adelante nos paramos y nos saludó, ¡coño, hablaba igual que nosotros!