Es que España no es racista …José Manuel de Pablos
Es que España no es racista, se decía de forma machacona cuando en España apenas había inmigrantes africanos, asiáticos o latinoamericanos.
Es que España no es racista, se decía de forma machacona cuando en España apenas había inmigrantes africanos, asiáticos o latinoamericanos.
Determinadas circunstancias familiares y personales me han tenido en contacto durante las últimas fechas con las instituciones públicas responsables de la salud de la ciudadanía.
Ningún adjetivo define mejor a la elite político-empresarial que gobierna Canarias. No contentos con haber llevado a la ruina la economía de las islas, destruido el equilibrio económico-ecológico, falseado la democracia, continúan en la misma senda sin importarle lo más mínimo las consecuencias sociales y ambientales de sus actos.
Si bien uno se acostumbra a leer y escuchar barbaridades de todo tipo en la calle, donde muchas personas con poca formación expresan a veces desafortunados comentarios sobre hechos que no conocen en detalle o de los que tienen sólo vagas referencias, no por ello puede uno dejar de asombrarse cuando lee ciertos comentarios en determinados foros cibernéticos en los que se supone que el participante tiene algún tipo de formación académica (o al menos se la auto atribuye).
A principios de este mes tuvo lugar en El Tablero el II Festival Rural de Creación, un evento organizado con enorme entusiasmo por los vecinos del pueblo y que constituye la mejor muestra de que estos tiempos de crisis no están reñidos con iniciativas culturales innovadoras.
Una cuestión: ¿y si esta noche a las 12 se cierra una coalición de "todos los demás" y uno se queda fuera... estarán "todos los demás" por la división de la izquierda en Tenerife, equivocados, y la razón la tiene quien se queda fuera? ¿Serán unos intransigentes "todos los demás"?
Al respecto de la polémica suscitada con el pibito surfero de la propaganda de Colacao, y al igual que mi amigo, el ilustrísimo Juan Luján, yo también tengo anécdotas acerca de la ignorancia que algunos españoles tienen sobre nosotros los canarios.
Antes que nada, sepa el lector que me da mucha pena escribir estas letras. Luché unos instantes contra mi propia conciencia, y ella terminó venciendo, esgrimiendo una serie de valores morales que me sonaron tanto a lo que siempre me inculcaron mis padres que tuve que claudicar y encender presto el ordenador.
En el París de 1.848 fue un obrero, Marche, el que dictó el decreto por el que el gobierno republicano provisional surgido de las Jornadas de Febrero, se obligaba a garantizar la existencia de los obreros por el trabajo, a procurar trabajo a todos los ciudadanos, a la regulación de las condiciones laborales… Hacia el Hotel de Ville -el hoy Ayuntamiento de París- marcharon más de 20.000 obreros: ¡Organización del trabajo!, ¡Queremos un Ministerio de Trabajo!