Catalunya. Paco Déniz
El bloque de partidos que está de acuerdo en convocar un referéndum de autodeterminación sacó 87 diputados (CIU,ERC, ICV,CUP) frente a los 48 del bloque españolista (PP, PSOE, Cs). Además, 17 nuevos diputados de izquierda obtuvieron escaños en el parlament (3CUP, 11ERC y 3 ICV). Más claro el agua. Confundir el evidente batacazo de Mas con el fracaso de la propuesta autodeterminista es de intencionalidad maligna, pues aparte de falsa, sigue mintiendo al españolito medio-mesetario sobre lo que verdaderamente ocurre en Catalunya.
CIU no leyó adecuadamente la manifestación del millón y medio de personas en favor de la independencia, pues pensar que toda esa gente le iba a apoyar era mucho pensar. Lo que sucedió es que aquella manifestación pensada en términos de bloque nacional era y es plural, y las instituciones catalanas han tenido que ceder a las peticiones de una creciente mayoría social que demanda autodeterminación, pero cuando las movilizaciones se desatan la mezcla de contenidos es considerable. Y allí había mucho descontento, no sólo por el modelo territorial, sino por las políticas económicas y sociales de la derecha catalana. El resultado es más que evidente. En mi opinión, y atendiendo al voto de la gente, ERC deberá aprovechar su carácter de bisagra entre CIU y los partidos de izquierda ICV y CUP para forzar dos cosas: la convocatoria de autodeterminación sea esta o no vinculante, y el freno a la política dura de ajustes, de lo contrario, y puesto que las expectativas creadas son muchas, sucumbirá de nuevo a otra bajona electoral. Ellos pueden hacerlo, salvo que una vez (Mas) la derecha traicione a los suyos y pacte con un PSOE corrupto a la deriva para negociar una hacienda propia y todos tan felices. Y ello se sumaría a lo que no me gustó de las elecciones: el ascenso de la derecha, Ciutatans, y la ausencia definitiva de un político de la talla de Carod Rovira.