Insumisión municipal. Sergio Cabrera

La gestión paupérrima y vergonzante de los ediles de Coalición Canaria al frente del Ayuntamiento de Arona queda plasmada en su exhibición pública y continua de despropósitos y de presunta corrupción. Su líder político y exalcalde inhabilitado por “enchufismo”, doce de los treces concejales del grupo de gobierno imputados por “prevaricar prevaricando” en un ejercicio de cinismo antidemocrático de los que sientan jurisprudencia por un desafío de libro a las leyes del Estado, un Plan General de Ordenación Urbana, con un coste de más de tres millones de euros, caído en desgracia por no contener su pertinente Memoria Estratégica Ambiental, playas sin servicios de hamacas y socorrismo, barrios con una precaria gestión de residuos, el agua de abasto privatizada por una multinacional foránea durante 30 años, diversos centros municipales inaugurados y cerrados por carecer de sus licencias preceptivas o por deficiencias en su gestión técnica, sueldos políticos desorbitados frente a una población diezmada por el paro y la miseria, cientos de comercios cerrados a lo largo y ancho del municipio, núcleos poblacionales como Ten –Bel o Chayofa abandonados a su suerte por desidia administrativa , viviendas municipales tapiadas frente al crecimiento del chabolismo, estudiantes que no reciben sus becas a tiempo y otros que estudian en barracones por la falta de planificación , impuestos y tasas que suben cada año,etc..

Esta es la radiografía pesimista pero real de lo que se ha convertido el Ayuntamiento de Arona , una administración ineficaz, dividida entre la clientela de Coalición Canaria y algunos funcionarios inquebrantables pero marginales en la gestión. De la ciudadanía tampoco se podría decir gran cosa: tenemos un pueblo verbenero– festivo, apolítico, clientelar, de corte caciquil y donde pervive aún la cultura del favor frente a la reivindicación de los derechos. Si no fuera así , no se entendería el 51% de abstención electoral que permite gobernar a un partido corrupto con unos 8000 votos donde hay un censo de 35.000 votantes y un padrón de más de 80.000 habitantes…

Sin embargo, a pesar de este panorama desolador aún pervive la esperanza, hay una minoría de la población que crece concienciada, que se rearma ideológicamente a la sombra de la vergüenza que le producen las continúas agresiones informativas a su dignidad democrática. Es ese sector de la población de Arona el que tiene la obligación de pegar un golpe en la puerta institucional estableciéndose como una ciudadanía insumisa ante los perjuicios económicos y sociales que les genera el poder; son estos los vecinos que deben plantearle un pulso a los presuntos corruptos. Si los vecinos negaran el pan y la sal a sus políticos, éstos no tendrían la más mínima intención de formar parte del poder. Si nuestros vecinos no pagaran sus tributos a aquellos que les agreden con sus ordenanzas y medidas desacertadas no cobrarían sus salarios, si el pueblo plantara cara a los que nos desgobiernan en la asamblea popular aronera, o sea en el plenario, éstos agresores de lo público se tendrían que pensar muchos su impunidad en la gestión. Es por ello que el pueblo vivo tiene que propagar el virus de la rebelión democrática a los que permanecen narcotizados y pisoteados.

En definitiva el pueblo consciente y activo tiene la obligación de sacar a los corruptos de sus poltronas a través de la insumisión municipal, la ciudadanía debe despertar y gritar al unísono: ¡DISOLUCIÓN YA DE UN PLENARIO CONTROLADO POR LOS PEORES HOMBRES Y MUJERES!.

Sergio Cabrera. Militante de Sí se puede en Arona

 

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.