La cumbre de Varsovia. Pedro Fernández Arcila
En aquella ocasión recordaba que dos meses antes del inicio de aquel evento se había producido un huracán tropical que había finalizado su periplo devastador no en Florida sino en el norte de Estados Unidos y Canadá, lo que representaba un acontecimiento extraordinario que, a entender de los científicos, acreditaba la importancia que estaba cobrando el cambio climático. Ni esta triste coincidencia ni las sólidas conclusiones del mundo de la ciencia sirvieron para que los jerarcas de la humanidad movieran un ápice sus políticas destructivas.
La cumbre de Varsovia sobre cambio climático finalizó el pasado viernes con la misma sensación de fracaso que las anteriores, a pesar de que, en esta ocasión, el clima avisó de forma mucho más cruenta con los 10.000 muertos del tifón Haiyan. La secretaria general de la Convención Marco de las Naciones Unidas, Christiana Figueres, inicio la cumbre señalando: “Nos reunimos con el peso de dos realidades sombrías: somos los primeros humanos que respiran 400 partes por millón de CO2 con cada inspiración (…), lo segundo es el devastador impacto del tifón Haiyan”.
Lo realmente dramático es que nadie se sorprendió de estas palabras inaugurales porque el juego de estas cumbres se inicia con declaraciones enérgicas y contundentes y se termina saliendo de manera rápida por la puerta de atrás bajo los efectos de una galopante sobredosis de hipocresía.
A pesar de tanta falacia y de que nadie se preocupa en responsabilizar al modelo de producción capitalista como el causante de este daño global, debemos mantener viva la esperanza cuando vemos algunos gestos como el protagonizado por las ONG presentes en la cumbre dando un sonoro portazo a tanta inmoralidad, o la denuncia de este diabólico teatro que realizaron los países más afectados, o cuando comprobamos la enorme humanidad de 30 miembros de Greenpeace que demostraron estar dispuestos a enfrentarse al régimen carcelario ruso en su lucha por el planeta.
Pedro Fernández Arcila es Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz