La Travelo de Nivaria. Julio Concepción
Desde pequeña se atrincheró en la barricada de las identidades diversas, prendiendo fuego a todo lo que olía a patriarcado y cosificación.
Desde pequeña se atrincheró en la barricada de las identidades diversas, prendiendo fuego a todo lo que olía a patriarcado y cosificación.
La cárceles no le sirvieron de nada. Ningún correctivo valió para meterla en vereda. Ella como todas las brujas de todos los tiempos, los palos los convertía en escoba. Volaba, luego era libre y en su libertad encontraba el látigo con el que fustigaba el gris del mundo.
La mujer que conquistó el espacio-tiempo que el machismo había usurpado a base de patadas. La travelo con lata de gasolina en mano prendía fuego a los paisajes desiertos de humanidad; arrojando al abismo a todo aquel que se interponía en su camino a la identidad.
Era una mujer de tribu, no era hembra solitaria. Era multitud y en sus brazos abarcaba las plumas que todo ángel lleva en vida para hacer el bien común.
La mujer trans tenía la furia de los volcanes; con sus ojos quemaba todo prejuicio encontrado en la roca tabú y como Drago milenario a sombra y raíz en el Jardín de las Hespérides se dedicaba a prender pasiones; vivificando las almas que encontraba muerta a su paso por la arboleda.
Sí ardía el combustible biológico, entonces era humano, ¡¡había corazón para rato!!
Era maldita y maldecida por todos los necrófilos que no tenían más oficio que Ser lo que les habían impuesto Ser. Fue rapada en su femineidad como solo las rojas indómitas eran peladas para luego ser exhibidas ante la jauría. Apartada de la mesa de la concordia y agredida. Pero ella erupcionaba con mayor fuerza desde el magma de sus venas. Solo una mujer así era capaz de condenar a cualquiera a felicidad perpetua; de fustigar a todo macho que sin pudor le mostraba la miseria de su lengua.
Era naufraga, ahogada mil veces, mil veces resucitada que encontró siempre playas para el descanso. En la Islas Afortunadas encontramos la fortuna de estar rodeada de Mar y en ella, toda la generosidad atlántica que un ser vivo único puede mostrar.
Es Mar, donde todas las lavas de Nivaria* desembocan para abrasar los cuerpos y las identidades diversas. Allí entre los volcanes incendia con furia las pasiones de todas las almas que buscan aliento para vivir.
#FuriaTrans
*Nivaria o Ninguaria (del latín nix, nivis, nieve) era el nombre por el cual los romanos conocían la actual isla de Tenerife (Islas Canarias, España), en clara referencia a las nieves posadas sobre el volcán del Teide.
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Julio Concepción es militante de Sí se puede y consejero de Podemos en el Cabildo de Tenerife. Puedes seguir su blog En tierra de Guelfos en este enlace y seguir sus perfiles en Facebook: Julio Concepción. Consejero del Cabildo de Tenerife-Podemos, y Twitter: @julioconcepcin