Las riquezas del sátrapa. Joaquín Sagaseta
¿Cuál es el secreto de tanta fortuna? No hay que tener vista de lince para acertar en la respuesta, ¿el trabajo?, si, la apropiación del fruto del trabajo ajeno, para ser más precisos.
Si usted en la rifa del día de la patrona, a esa pregunta responde con esa respuesta, le aseguramos que de cien, cien dan el clavo, cien llevan premio. Siempre le toca, ya sea el pito o la pelota y hasta la muñeca andadora si entra en el juego.
Pero en este caso, la cosa tiene un tinte particularmente siniestro que a lo mejor le pasa desapercibido: se trata del trabajo esclavo, en el sentido más desnudo del término.
Este mes de agosto, la fiscalía de Brasil ha abierto un procedimiento contra Zara por utilizar mano de obra emigrante en condiciones de esclavitud -¡¡52 actas de infracción, por “trabajo esclavo”!!-, tras descubrirse más de treinta talleres donde trabajaban para Zara bolivianos y peruanos, incluidos adolecentes, en jornadas de galeotes, más de 12 horas, viviendo hacinados en los propios talleres, con salarios miserables, totalmente privados de derechos y protección social: “con vigilancia intensiva y restringida su libertad de movimiento”.
Pero es más, justo un año antes, en agosto del 2011 ya se habían localizado prácticas similares también en Brasil y por parte de Zara. La empresa del filántropo quedo obligada a firmar un protocolo de compromisos contra el “trabajo de esclavos”. Denuncias parecidas, por explotación escalofriante de los trabajadores y trabajadoras se han formulado contra Zara en la India y Marruecos.
El más rico, a costillas del sufrimiento de los más pobres. Ese es el lodo que destila por todos sus poros la fortuna del sátrapa.