Mi país. Jesús Giráldez

Los políticos, pagados de sí mismos, decidieron homenajearse proclamando ese día el Día de Canarias. Cada año, ese día, este país desahuciado, con los indicadores sociales más desastrosos del Estado, se pone el fajín y las enaguas, se embriaga de ron y vino, agarra el timple y celebra los tópicos que nos conmueven. La casta política se muestra orgullosa y a sus miembros les entra un subidón de canariedad al borde de la sobredosis. Al día siguiente vuelven a la realidad y dedican todo su empeño a perpetuar sus privilegios, a destruir nuestros horizontes, a mentirle a la mismísima verdad.

A las personas que luchan por esta tierra y su sociedad los 365 días del año le dedicamos este poema, variación libre y adaptada de la canción O Meu País de los músicos brasileños Orlando Tejo, Gilvan Chaves y Livardo Alves.

Mi país

Un país que a sus pobres margina

que no oye el clamor de los olvidados

donde los humildes jamás son escuchados

y una elite sin moral es la que domina.

Que permite la injusticia en cada esquina

y nos mueven como fichas en su parchís

donde el turista con dinero es un ser feliz

pero se excluye a la gente sin papel

puede ser el país del oropel

mas no es, con certeza, mi país.

Un país donde las leyes son desechables

por ausencia de códigos correctos

donde gobierna el pretérito imperfecto

y nos reparten migajas, los miserables.

Un país donde las personas respetables

no tienen voz, ni marcan la directriz

pero donde los corruptos tienen voz y tienen bis

una tierra que manda su futuro al garete

puede ser el país del tenderete

mas no es, con certeza, mi país.

Un país que a sus jóvenes ha ignorado

y a las ciencias y a las letras no respeta

donde la sanidad es una lista que solo espera

que la operen en un hospital privado.

Un país donde la escuela ha claudicado

y ha arrancado a la rebeldía de raíz

que sostiene que luchar es solo un matiz

del que hay que olvidarse en cuanto antes

puede ser el país de los farsantes

mas no es, con certeza, mi país.

Un país que celebra el carnaval

y ante la injusticia, calla y calla,

donde alzan monumentos a los canallas

y cuestionar el poder está muy mal.

Un país que lo ve todo normal

porque siempre nos quedará Madrid

que se niega a ser buen aprendiz

si tiene que aprender de los errores

puede ser un país de perdedores

mas no es, con certeza, mi país.

Un país, verdadera encrucijada

del dinero que con esmero blanqueamos

un archipiélago del que a veces renegamos

para ser periféricos de la nada.

Una tierra fratricida disputada

dividida por una oscura línea matriz

un país que avanza cual lombriz

y donde se silencia al que disiente

puede ser el país de los ausentes,

mas no es, con certeza, mi país.

Un país que esconde su identidad

que sepulta y destruye sus emblemas

que prefiere mantenerse con cadenas

aferrado a la global vulgaridad.

Un país que tiene incapacidad

de cerrar con orgullo la cicatriz

que se conforma con llamar millo al maíz

y festeja ser país un solo día

puede ser el país de la hipocresía

mas no es, con certeza, mi país.

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