Podemos participar en la confluencia canaria. Ariel Jerez y Verónica Alemán
En la actual coyuntura de crisis de régimen, este joven partido, todavía en formación, tendrá un papel decisivo en todos los territorios del Estado.
Podemos surgió en la estela de la movilización del 15 M, con la gente que en los últimos años ha estado en la calle acompañando las coloridas mareas, en la efervescencia de los tejidos que han organizado ocupaciones y escraches, en los bancos de alimentos y en la solidaridad en los barrios contra la pobreza. Mucha de esta militancia imprescindible trabaja hoy en Podemos, o al menos plantea estrategias para converger política y electoralmente junto a otros partidos, sindicatos y plataformas creadas en torno a ellos.
Cuando Claro que Podemos-Equipo Pablo Iglesias plantea su hipótesis política principal -para ganar hay que construir una mayoría social más allá del eje tradicional de izquierda y derecha- es porque sabe que la izquierda tradicional, además de estar abocada a corregir importantes errores históricos, tiene un bajo techo electoral en el futuro de nuestro país. Por eso es una obligación hacer mucha pedagogía política democrática. En medio de un proceso de deterioro institucional sin precedentes (en casos Infanta-Urdangarin, Trama Gurtel, Bárcenas, Bankia, ERE Andalucía, Pujol, Trama Púnica…), la capacidad intelectual y comunicativa de Pablo Iglesias y, en general de todos los portavoces de Podemos, ha logrado agrandar el interés de amplios sectores de la ciudadanía por la información política y por recomponer el marco y las agendas de la discusión en torno al proyecto de país que queremos.
Un liderazgo discursivo y político que, tirando cual percherón mediático, está en la base del milagroso efecto Podemos inimaginable hace un año. Porque, al contrario que en muchos países europeos en los que avanza de manera como siempre oportunista la propuesta del miedo de la ultraderecha, Podemos ha logrado canalizar el descontento social en una perspectiva progresista de construcción de ciudadanía y desatar una ola de ilusión no conocida por las generaciones nacidas en democracia.
Es imprescindible ganar cuatro elecciones en el próximo año y construir un nuevo proyecto de país pensando en las generaciones venideras. Estamos a la altura de la responsabilidad histórica. A toda vela Podemos se construye como un partido político de nuevo cuño, abierto a la participación de la ciudadanía, con el máximo aprovechamiento de las nuevas tecnologías gestionadas por una nueva generación de jóvenes militantes. Con los crowdfunding ha mantenido una total independencia evitando pedir ni un euro a los bancos. Con las nuevas herramientas de ciberparticipación y redes sociales se ha generado una enorme ilusión en la gente, incluso batiendo record histórico: más de 277.000 personas se han registrado en Podemos.
A diferencia de otros partidos, Podemos es consciente de que es necesaria una ciudadanía que “nos empuje y fiscalice”, como insiste siempre Iñigo Errejón. El reto político es enorme: ayudar a una ciudadanía históricamente despolitizada a recuperar la andadura participativa y transformadora. La gente de Podemos tiene procedencias ideológicas muy diversas y también grados de politización (o de despolitización) muy diferenciados. Cada uno con sus experiencias y saberes políticos, han apoyado en la campaña de las elecciones europeas, han discutido la manera de organizarse y buscan participar en la estructura del partido que están creando. En el nuevo proceso de democracia interna abierto es obligado revisar las antiguas culturas militantes para que, con su generosidad y compromiso, ayuden a sostener las muchas dinámicas de participación que necesita el proyecto y ayuden a alumbrar una nueva cultura de ciudadanía empoderada.
En Tenerife sorprende el enconamiento de las discusiones, el tono de los debates y los manejos irregulares de las redes sociales, entre ellas la pretendida coordinación del Círculo Podemos Tenerife. El alto grado de agresividad discursiva, las viejas prácticas de presión y confusión, y en definitiva, la falta de educación política que se ha podido presenciar son contrarios a la vocación pedagógica del espíritu Podemos. Solo un exceso de rigidez ideológica y, posiblemente de cálculo egoísta espurio, puede considerar casta a Sí Se Puede y a su recorrido de casi una década en la isla, cuando sin duda ha sido un gran paso vecinal y ciudadano. En Canarias la gente viene resistiendo y trabajando hace muchos años y en todas las islas existen iniciativas locales con las que podemos confluir y avanzar políticamente sobre la casta. En Sí Se puede, y en otras iniciativas locales con voluntad de diálogo, hay militantes, cuadros y dirigentes que es necesario que trabajen también con Podemos para ganar Canarias.
Hay que recordarlo: Podemos ha venido para ganar las generales. Es necesario concentrar energía, y por eso la prudente renuncia de Podemos a las elecciones locales, apoyando las iniciativas municipalistas ciudadanistas existentes. No nos dejemos engañar ni por las malas formas de la vieja militancia que con “culo de hierro” se adueña de las asambleas, ni por los que manejan de manera oportunista las “dobles gorras” de viejas organizaciones para ampliar su menguada representatividad. Y menos por las migajas con las que la casta nos quiere mantener en sus corrales. Con una confluencia canaria está claro que podemos avanzar en la construcción tanto de un nuevo proyecto, como de una nueva cultura popular y ciudadana.
Ariel Jerez (Miembro del Consejo Ciudadano de Podemos) y Verónica Alemán (Militante de Sí se puede en Tenerife)