¿Qué suerte vivir aquí?. Paco Déniz
No anda la gente preguntándose si tuvo suerte al caer en esta u otra tierra, simplemente procura vivir decentemente, que no es poco en los tiempos que corren, y ello poco tiene que ver con el clima que padecemos, porque el clima, como dijo el otro, es un factor cultural más de cuantos nos asisten. Lo que para uno es ideal, para otros es un coñazo. Depende.
Cosa bien distinta es la utilización institucional del clima. En Canarias funciona el tópico de que tenemos el mejor clima del mundo, y funciona desde que la industria turística ocupó nuestro espacio y nuestras vidas para siempre. A los poderes locales no se les ocurrió nada mejor que acuñar esta machangada, porque aquí, en el País Canario, todo el mundo se queja del clima. Del viento, de la lluvia, de la sequía, de la calima, de la humedad. Es verdad que es un tema recurrente, pero nada más. Yo mismo, sin ir más lejos, sólo me falta rezar a lo dioses para que aceleren el veranito, que ya tengo grelos. Las instituciones por su parte venden un concepto de clima que es la media, porque no hablan del clima lagunero, ni del herreño, ni del norte de La Palma, ni de la calufa aplastante que hace en Vecindario o Puerto Cabras. Ellos sólo destacan una media que vete tú a saber dónde se ubica.
Recientemente, un responsable de empleo (al que se le agradece su rectificación) intentó mitigar el dramático y obsceno índice de paro en las islas diciendo que el clima hace que esto no se lleve tan mal. Por lo tanto, según su lógica, en África están todos en cholas y a medio vestir porque se van todo el día para la playa. Igual que en el Caribe. Si fuera responsable de empleo en Jamaica ¿qué diría?: Que gracias a la marihuana el paro no está tan mal, y que lo recomienda para el estrés. En fin, que este determinismo ambiental es lo único a lo que parece que se puede agarrar el gobierno canario para aliviarnos la miseria que llevamos encima con todos los indicadores de bienestar social con la luz roja encendida. Me pregunto qué será de los parados en La Laguna: parados sin remedio, bajo la lluvia,
muertos de frío, tiritando en cualquier cola del paro, y echando maldiciones del clima, igual que los parados de Puerto Cabras, maldiciendo la solajera mientras desgastan su futuro en una cola desilusionante.