Se nos fue “un puntal”. José Luis Hernández

Licenciado en Derecho y Psicología por la Universidad de La Laguna, fue profesor de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Santa Cruz de Tenerife, escritor y pintor. Destacó como abogado laboralista y especializado en derecho administrativo.

Miguel Ángel deja una fructífera estela como defensor de los desfavorecidos y de aquellos que no tenían a quien acudir cuando se veían sometidos al martillo de los poderosos. Miles de trabajadores y trabajadoras de Canarias se sintieron arropados y bien defendidos por su sabiduría y siempre antepuso la justicia al interés económico. Fue capaz de ganar importantes juicios, incluso algunos de gran calado político al todopoderoso Estado español.

Siempre luchó por las libertades y la justicia social; lo hizo en tiempos difíciles, en los que se enfrentó a la dictadura y la abogacía era una profesión de riesgo para quienes se comprometían con los desposeídos, y lo hizo, hasta que la salud se lo permitió, en estos tiempos que nos sacuden, en los que se deben seguir librando batallas contra el fascismo y los enemigos de las libertades.

Sin haber militado nunca en un partido político, siempre estuvo en primera fila en la defensa de nuestra tierra. El amor por Canarias no le impedía ser crítico con la falta de rigor y de unidad en el campo del nacionalismo, sobre todo el de izquierdas, que era el que le ocupaba. En una entrevista afirmaba: “La oligarquía ha utilizado las señas de identidad del nacionalismo para responder a su clientela”. Le dolía profundamente la atomización y el sectarismo secular que ha inoculado a las organizaciones políticas de la izquierda nacionalista y al sindicalismo canario de clase, sentando cátedra con una certera y socarrona afirmación propia de su genio: “El jodido Caín dejó todos sus genes en nuestras islas”.

Además de su legado en forma de compromiso social, su hermoso magisterio, su perenne sonrisa y su bondad, nos deja para disfrute una gran obra creativa, como las novelas Ron Doble (1993), Las Cucas (2002), La patera verde (2003), El Cagador Justiciero (2005), Javier Fernández Quesada. No olvidamos (2007), Beneharo, el Mencey Loco y otros cuentos de la vieja magistratura de trabajo (2007), 2056 Canarias marroquí (2009) o la recientemente presentada Clonación (2013). También ha incursionado en libros de relatos, Como Guirres (1992) y ha participado en obras colectivas como Polvo de Tristeza (1991), con Margot Acosta y Bernardo Bolaños, Habitáculos y Páramos, Acrobacias (2003), Lunáticos (2005), Hilvanes (2006), Togas y letras (2006), Leyendas Canarias, I y II (2006 y 2008).

También para nuestro gozo nos lega una importante obra pictórica, pero sobre todo nos deja el profundo recuerdo de su humildad (de la que solo los grandes pueden hacer gala), su honestidad y su generosidad ilimitada. Nuestro país está hoy de luto y un poco más huérfano. Personas como él nos han hecho grandes, más humanos y más combativos. Seguro que no faltarán otros luchadores y otras luchadoras que tomarán su testigo justiciero y libertario, pero quienes tuvimos la enorme dicha de gozar de su amistad y de su cariño, nunca lo olvidaremos y también hoy somos un poco más huérfanos.

José Luis Hernández

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