Sí se puede propone crear nuevas rutas turísticas guiadas para recuperar el patrimonio histórico

Damián Marrero, portavoz del Comité Comarcal de Valle de La Orotava de Sí se puede, propone en nombre de su formación que se creen nuevas rutas turísticas en la zona para fomentar la economía local.

El portavoz considera que “en esta época de crisis que vivimos, en la que asistimos a un incremento del número de desempleados, no sólo en el sector de la construcción, sino incluso ya en el sector servicios, base económica de las Islas; en una Comunidad en la que sólo el 22% del suelo con posibilidades de explotación agrícola se está utilizando realmente de alguna manera con esa finalidad y mientras muchos políticos siguen apostando por seguir apoyando al empresariado turístico de masas al estilo de la década de los años 80, o por seguir realizando infraestructuras de gran impacto ambiental que consumen suelo y patrimonio histórico, desde Alternativa Sí se puede lanzamos una nueva propuesta sobre el uso más rentable para nuestro territorio, enmarcado en una economía sostenible”.

Los ecosocialistas explican que “si durante décadas hemos facilitado la llegada de un turismo de masas, que con el paso de los años ha ido perdiendo calidad y por tanto, capacidad de generar más riqueza en las Islas, creemos que es hora de apostar decididamente por un turismo de calidad, que valore antes el paisaje natural y humano de las Islas y que muestre interés por nuestra cultura y nuestra historia”.

Desde Sí se puede apuestan por “un tipo de turista que no busca sólo un lugar con buen clima, con sol y playa asegurados, al que hay que garantizar una serie de atractivos turísticos de calidad. Y para ello, nada mejor que ofertar rutas (guiadas o no) por los diferentes barrios y pueblos de nuestras comarcas del Norte tinerfeño”. Afirman que especialmente en el Valle de La Orotava, se puede encontrar toda una serie de rutas hoy semiabandonadas, con antiguas construcciones que muestran el trabajo de nuestros antepasados por extraer riqueza del territorio; son caminos reales o vecinales, antiguos molinos de agua, casonas y haciendas rurales, pequeños núcleos habitacionales de medianeros, ingenios y lagares, alhóndigas, bodegas o eras, que salpicaban el paisaje a los lados de varias rutas, hoy dejadas en el olvido, a merced de la especulación (hoy afortunadamente venida a menos) del suelo, del afán constructivo durante el “boom del ladrillo”.

Marrero no entiende que se siga ignorando el potencial turístico de todas estas zonas, tanto para el visitante extranjero como los residentes que desean conocer lugares poco frecuentados. En este sentido se pregunta “cómo es posible que sigamos empeñados en los planes de ordenación en querer rellenar de cemento, adosados o locales comerciales extensas zonas de nuestros municipios, de esto tenemos diversos ejemplos al alcance de la mano, como en los barrios de Los Príncipes, Benijos o El Ancón”.

Desde Sí se puede apuestan por la defensa de estas rutas. Es más, proponen la creación de un banco de datos y una catalogación de las existentes y aún recuperables en Los Realejos, La Orotava y Puerto de La Cruz, detallando su estado de conservación, titularidad de las propiedades incluidas en ellas, y formalizando propuestas de futuras rutas para su visita y/o explotación.

Lamentable es el hecho de que muchas de las empresas de rutas turísticas estén en manos foráneas, que han degenerado en ocasiones en una oferta “exótica”, incluso introduciendo elementos más que discutibles en el patrimonio arquitectónico y representativo de nuestra historia. “Es el momento de desarrollar este potencial, que al tiempo que genera puestos de trabajo locales, defiende nuestra cultura e identidad como pueblo”, explican.

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