Un volcán canelo. Paco Déniz.

La mísera financiación de la ciencia y la tecnología no da para más, nos obliga a actuar como los Pica Piedra, observando desde lejos las inclemencias inexplicables de la naturaleza y señalando con el dedo la mancha canela murmurando ¡Uh! ¡Uh! A falta de volcán, el itinerario de esta mancha, que es de color marrón para los locutores de la TV autonómica, ha sido motivo de grandes especulaciones por los científicos y los medios de comunicación. Sólo especulaciones, porque las certezas deben esperar a que llegue el puñetero barco anclado en Galiza. Por cierto, un barco que me recuerda al del arroz. Sin un submarino o una cámara potente a la profundidad suficiente, perderemos la oportunidad de ver y estudiar el grandioso espectáculo natural de la erupción y seguiremos siendo unos matados que consumen subproductos culturales. Menos mal que tenemos la TV autonómica que nos ha recortado y escaneado unos dibujitos de los libros de EGB y BUP en los que estudiamos aquello del magma y los tubos volcánicos y nos lo han puesto reiteradamente en la tele para que nos hagamos una idea de lo que pudiera estar pasando en El Hierro. Sí señor, una estupenda e ilustrada clase de ciencias naturales de 8º de EGB, con dibujitos y todo. También nos han puesto imágenes de otros volcanes para hacernos una idea de cómo sería el nuestro. Por si fuera poco, y para que no digan, han instalado una cámara sin zoom cerca de El Pinar para que nos rompiéramos la vista adivinando turbulencias y remolinos lógicos. Así, mientras vamos haciendo boca, el barco sigue perdido. ¿Cómo es posible que en un estado “moderno” con miles de kilómetros de costa no haya tecnología para estudiar in situ este fenómeno? Ahora la gente sabrá de nuestras carencias en financiación científica de universidades e institutos afines. Comprenderá mejor que si no hay financiación ni prioridad política para el conocimiento, seguiremos con los dibujitos y las imágenes prestadas. Por eso, y a falta de evidencias, los profesionales enfrentados de los diversos organismos competentes en materia geológica eruptiva, raramente canarios, especulan con obviedades para un cerebro normalito de esos de andar por casa. Y nosotros lo que queremos es ver la explosión de nuestro San Borondón, aunque tengamos que pedirle prestada la cámara a los del National Geographic.

Al final, miren ustedes por donde, cuando termino de escribir esta columna, lo que mejor está funcionando es todo el dispositivo de seguridad y prevención de riesgos, aunque la apertura del túnel suena a populismo. La ciencia tendrá que esperar.

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