Euskal Herria. Paco Déniz.
Sabían que el problema era la decisión soberana del pueblo vasco. Ese es su temor. Por eso, la coartada del terrorismo les ha beneficiado todo este tiempo para silenciar la naturaleza política del conflicto. De hecho, es la derecha política, jurídica y policial española la que ha obstaculizado que la decisión final y gratificante del cese de la actividad armada llegase antes. Como dijo María Antonia Iglesias en un debate de la ETB: la derecha se ha quedado sin programa y sin coartada. Pero yo voy un poco más allá, el PSOE también se ha quedado sin programa, porque en Euskadi ha actuado confundiéndose con el PP. Salvo el intento de Zapatero cuando inició una negociación que fue derribada por la jurisprudencia y la movilización de la ultraderecha en todos sus frentes, no conozco ningún intento gubernamental por ahondar en la solución política a un conflicto que, por mucho que lo nieguen, es político. A los vascos no les importa que el españolismo ramplón brinde amargamente con champán por lo que quisieran considerar la derrota de ETA, los vascos son mucho más pacientes y menos estridentes, y han aprendido a esperar su momento. La hoja de ruta ya está fijada, y será la política la que hable. En las últimas elecciones la izquierda independentista barrió en las urnas y recuperó y ganó más alcaldías de las que nunca tuvo. Todas las encuestas señalan que volverá a barrer en las generales y autonómicas. Cuando se plantee una nueva versión del Plan Ibarretxe en un escenario exclusivamente político no violento y amparada por una mayoría social vasca ¿qué responderán los del congreso de las Españas? ¿Aceptarán que sean los vascos los que decidan su futuro, o volverán con el rollo de que la constitución es intocable? Ahora ya sabemos que no lo es, la modificaron ilegalmente con nocturnidad y alevosía para fijar el tope de la deuda de las comunidades autónomas, y la han modificado para que pueda reinar una reina.
El conflicto político vasco consiste en que la apetencia de la mayoría ciudadana, de un sector importantísimo a favor de la independencia no ha tenido cauce legal. Ese es el problema y el origen del conflicto. Lo demás, ahora, es cascarilla. Si la política no acepta que cientos de miles de vascos decidan en un referéndum, entonces se demostrará otra vez que la política española no es democrática.
Aunque pomposamente se autoengañen con una supuesta rendición, lo relevante para la convivencia en paz es que el gobierno español ya está dando pasos, saben que tienen la pelota en su tejado. Saben que ya no tiene sentido la ilegalización de Herri Batasuna, saben que ya no tiene sentido el encarcelamiento de cientos de vascos sin delito de sangre, en fin, saben que tienen que dar pasos porque de lo contrario, si ya estaban deslegitimados ante los vascos, ahora lo estarán ante mucha más gente del resto del Estado. Así que ¡venga!, que ruede el balón, que tenemos ganas de echar un partidito tranquila, democrática y sosegadamente.