Refundición. Paco Déniz.
Buscan en la chatarra política a ver si encuentran algo fundible en el corto tiempo, pero me temo que a estas alturas ya poco se puede reciclar. En su momento, las AIC fundieron el evidente sentimiento de canariedad y parte de las energías autodeterministas de los años setenta con el populismo insularista conservador de la UCD y una parte de AP, irrumpiendo con fuerza en los ochenta. Luego, volvieron a meter en el crematorio algunos residuos del PCE para tirar unos años más y ampliar su base por la izquierda. El resultado fue un extraño político-sociológico atrapavotos que convirtió la militancia en pingues empleos y en lealtades a los contratos públicos, pero, de nacionalismo, lo que se dice nacionalismo, nada de nada. Por no cambiar no han cambiado ni el léxico al uso. No tienen ni idea. Ahora parlotean de refundación, pero no se puede refundar el nacionalismo con la chatarra neoliberal en que CC lo ha convertido y con la chatarra prehispánica en que algunos se empeñan en basar sus propuestas programáticas. Esos materiales ya están fundidos en el editorial de EL Día. Entre unos y otros han fundido del todo al nacionalismo. Habrá que esperar a nuevos contextos y nuevas personas para que se atisbe algún tipo de nacionalismo canario más o menos coherente; es decir, que apueste por la construcción gradual de un Estado propio. Ana Oramas es patética confundiendo al nacionalismo con “conseguir muchas cosas en Madrid”. Luego se quejan de que Wayoming se parta de la risa a nuestras costillas.
Igual de patético resulta el PSOE confundiendo la refundación con la renovación de sus dirigentes, porque socialismo lo que se dice socialismo, ni siquiera en la guerra civil supieron lo que era. Seguirán con sus guerrillas internas y se fundirán a unos cuantos estorbos para proceder a una alternancia que en el medio plazo les devuelva el poder. No hay más, los que se han fundido al socialismo, ni saben, ni desean refundar una alternativa al capitalismo, que es de lo que se trata.
Por su parte, resulta estúpido y mal intencionado pensar que todo el problema de la izquierda reside en la falta de unidad, cuando la realidad es que la gente, por ahora no se identifica con esa ideología. Las cosas no son tan simples. Seguir con esa matraquilla insensata y subjetivista sólo sirve para terminar de despistar a la gente honrada que resiste donde y como puede. Sólo queda esperar a que la realidad carbonizada deje de humear para seguir buscando el socialismo o algo parecido en el Archipiélago. No queda otra que galvanizar las escasas energías aprovechables con quienes peor están.¿O qué se creían, que el neoliberalismo y la dependencia no pasan factura?