Sí se puede alerta sobre la deficiencia estructural del servicio de TITSA en Candelaria
Sí se puede alerta sobre la deficiencia estructural del servicio de las guaguas de la empresa pública TITSA en Candelaria. Las personas usuarias mantienen de forma constante una queja que se hace clamor especialmente entre aquellas que dependen del servicio público de transporte para garantizar su movilidad.
La organización ecosocialista insta al Cabildo de Tenerife, como corporación local propietaria de la empresa, a que resuelva las dificultades de una vez, no solo en Candelaria, sino en todo el valle de Güímar, donde el servicio mantiene características similares.
“Basta con esperar la guagua en cualquier parada del municipio para detectar el agotamiento de la paciencia de las personas que intentan usarlas diariamente y que necesitan un servicio eficaz, puntual y garantizado para asegurar traslados que requieren un mínimo de fiabilidad, al menos respecto a los horarios, como son los desplazamientos al trabajo, a la universidad u otros centros docentes, o a citas en determinados servicios esenciales, como son los centros de salud especializados y hospitales”, señala Jesús Escudero, portavoz de la organización ecosocialista.
La calidad de la prestación de TITSA ha experimentado “un claro y notorio declive y pérdida de calidad, eficacia y seriedad”, sintetiza el portavoz. Se crea así una situación que es “justo lo contrario de lo que se espera del transporte público, del que dependen miles de usuarios de nuestra isla”, más aún cuando en el periodo de la crisis cada vez son más las personas que han perdido otras posibilidades de transporte privado.
De manera general, las guaguas no salen del destino en hora, no cumplen los horarios ofrecidos públicamente en distintos formatos informativos. Las personas usuarias deben soportar largas esperas en las paradas al confiar en una información que es falsa. Las guaguas que a veces llegan con relativa puntualidad empiezan a recoger a los pasajeros a la hora estipulada para la salida y no existe coordinación ni información.
Escudero señala como caso más grave la situación de la línea 122, que une Candelaria con Santa Cruz: los horarios se incumplen todos los días de la semana y las justificaciones de estas incidencias siempre se achacan a errores puntuales, cuando es evidente por su reiteración que el origen de estos incumplimientos es estructural. Curiosamente, la línea 131, que se intentó desmantelar, no se ve afectada por las dificultades del tráfico, lo que invalida el uso de este argumento para el mal funcionamiento de la línea 122.
Además, Sí se puede ha podido detectar entre los trabajadores una sensación de incertidumbre sobre el servicio, por los insistentes rumores sobre EREs, problemas con la empresa, personal que se plantea buscarse otra salida laboral como única reacción posible a la dejadez y maltrato al viajero. La conclusión del portavoz es que “quien habla bien del funcionamiento del transporte público de Tenerife no lo usa o se cree que el servicio está dirigido a personas que van a pasear y no tienen ninguna prisa”.